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Actualizado: 12 de septiembre de 2025
Los hay pálidos y linfáticos; los hay sanguíneos y mofletudos; unos se calan el gorrito hasta las cejas; otros lo echan hacia atrás; éstos parecen calvos; de aquéllos se diría que gastan barbas, y todos están más alegres que unas pascuas, y en su charlar ignoto exclaman sin duda: «Compañeros, á vivir se ha dicho. ¡Buena panzada de aire, de luz y de agua nos estamos dando!»
Pero ¿es posible? exclaman . ¿Cómo tienen ustedes esta alameda así, sin un grande hombre ni nada? ¿Un grande hombre? Sí. Un grande hombre. Un hijo ilustre de la provincia. Los provincianos no se acuerdan de ninguno. Fíjense ustedes bien. No faltará por ahí un filántropo, un héroe, un cronista local, aunque sea un ex ministro.
¡He dado á infinita culpa Infinita recompensa! Los espíritus infernales se presentan de nuevo, y exclaman: ¿Cómo su culpa en tu muerte Pudo quedar satisfecha? ¿Cómo, si es deuda pagada, Queda obligado á la deuda? La Sabiduría contesta: ..... Contra la común Mancha de esa triste herencia, Habrá Elemento que dé A la Gracia tal materia, Que en el umbral de la vida Esté á cobrarla á la puerta.
En el lugar sólo se saben las cosas hace cuatro días, y la verdad sea dicha, ha pasmado tu transformación. ¡Miren el cógelas a tientas y mátalas callando, miren el santurrón y el gatito muerto, exclaman las gentes, con lo que ha venido a descolgarse! El padre vicario, sobre todo, se ha quedado turulato.
El asunto estaba muy bien elegido y no podía ser más adecuado para Goethe, que era un sabio como FAUSTO, y que si bien más dichoso, habría tenido, como todos los sabios, no pocos instantes de amargura en que se desesperan de pedantear, y de querer enseñar a los otros lo que ellos mismos no saben; y dudan del valer y de la utilidad de sus escritos; y exclaman remedando a Doña Mariquita.
Indudablemente, el dinero es una cosa muy mala, sobre todo para aquellos que no lo tienen; pero también es una cosa muy buena, especialmente para aquellos que lo atesoran. Algunas personas, cuando se discute este tema de la bondad o maldad del dinero, exclaman: ¡Quite usted!... Lo importante es tener salud...
Si huyó de ofender a nadie, son pálidos sus escritos, no hay chiste en ellos ni originalidad; si observó bien, si hizo resaltar los colores, y si logra sacar a los labios de su lector tal cual picante sonrisa, «es un payaso», exclaman, como si el toque del escribir consistiera en escribir serio; si le ofenden los vicios, si rebosa en sus renglones la indignación contra los necios, si los malos escritores le merecen tal cual varapalo, «es un hombre feroz, a nadie perdona. ¡Jesús, qué entrañas! ¡Habrá pícaro que no quiere que escribamos disparates!» ¿Dibujó un carácter, y tomó para ello toques de este y de aquel, formando su bello ideal de las calidades de todos? ¡Qué picarillo, gritan, cómo ha puesto a don Fulano! ¿Pintó un avaro como hay ciento?
Hasta que llegó el siglo XIX, exclaman sus más fervientes admiradores, hasta que llegó este siglo, cuyo genio es Hamlet viviente, no pudo haber lectores que entendiesen la tragedia de Hamlet. Ahora la literatura, la filosofía y el pensamiento todo, son Shakspeare. Su espíritu es el horizonte más allá del cual nada vemos, nada descubrimos, aunque nos esforcemos con ansia por columbrar lo venidero.
Palabra del Dia
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