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Actualizado: 25 de julio de 2025


Cuando estudiaba en Eton, a los quince años, publicó una novela y dio un banquete a sus amigos con la ganancia de la venta.

En aquellos tiempos, ¡oh tiempos clásicos! todo se estudiaba en latín, incluso el latín mismo, y era de ver la gran confusión en que caía un alumno novel, cuando le ponían en la mano el Nebrija con sus reglas escritas en aquella misma lengua que no se había aprendido todavía.

El muchacho estudiaba y quería cumplir con su deber; pero no podía ir más allá de sus alcances. Doña Lupe le ayudaba a estudiar las lecciones, animábale en sus desfallecimientos, y cuando le veía apurado y temeroso por la proximidad de los exámenes, se ponía la mantilla y se iba a hablar con los profesores. Tales cosas les decía, que el chico pasaba, aunque con malas notas.

«Rosamunda», que estudiaba la declamación con Féraudy, y Edmundo Rostand, distraían sus ocios y los de sus amigos íntimos representando comedias.

Perdonad, padre; al mismo tiempo que estudiaba letras, aprendía estocadas. Es verdad, me había olvidado; el que mata ó hiere á don Rodrigo Calderón... y bien; se hará lo posible porque seáis muy pronto capitán de la guardia española, al servicio inmediato de su majestad. Es que no quiero tanto.

La simpatía había nacido de una pasión común: la caza. Pero la caza antes no era más que un ejercicio de hombre primitivo para el aragonés; cazaba sin saber lo que eran las perdices, ni las liebres y conejos, por dentro; Frígilis estudiaba la fauna y la flora del país de camino que cazaba, y además meditaba como filósofo de la naturaleza.

Declaróme honrada y lealmente que así era la verdad; y con esto y un poco de astucia mía, fuimos entrando paso a paso en el terreno a que yo deseaba conducirle, o mejor dicho, fui sabiendo de él todo lo que necesitaba para acabar de conocerle «por dentro». A él, que estudiaba tercero del bachillerato en Santander, lo mismo le daba.

Registraba sus bolsillos, en busca de cartas comprometedoras, regulaba sus salidas y sus entradas, reloj en mano; estudiaba la cara que traía, si la barba estaba desaliñada o el párpado abotargado. ¿De dónde vienes, Bernardino? No me dirás que de casa de Eneene, ¡mentira! tienes alguna... de ésas, que te divierte.

Cuanto más se la estudiaba, menos se la conocía y mayor era el empeño de conocerla. ¿Era frialdad de espíritu o fortaleza de razón, la causa determinante de aquella su inalterable serenidad en todos los actos ostensibles de su vida? ¿Era leal en sus amistades, noble en sus inclinaciones, sincera en sus informes, honrada en sus impulsos?

Veía que, como la fruta pasa pronto de la madurez a la corrupción, el hombre pasa rápidamente de la experiencia al egoísmo, y se fue persuadiendo de que la experiencia es inútil, porque siempre llega tarde. Si pensaba en propio, sentía humildad; si estudiaba al prójimo, le poseía el orgullo.

Palabra del Dia

buque

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