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Actualizado: 1 de junio de 2025
Es evidente que lo mismo se verificaria en la realidad; pues que si suponemos dos cuerpos separados, no pueden compenetrarse mientras estén separados, sin que se caiga en una contradiccion manifiesta. En este punto, el órden ideal nada nos enseña sobre el real.
"Probemos, si os parece bien la mano, Y en tiempo que del sueño esten vencidos, Acuda cada cual á su tirano, De suerte que la muerte adormecidos Los coja, con favor del Soberano: Pues son sus enemigos conocidos, Favor nos dará Dios, pues que bien puede, Para que con la vida nadie quede."
En cambio, si el orden establecido se conserva y se cuida de que nadie se haga rico burlando el Código Penal, todos trabajarán y se ingeniarán decentemente, por donde crecerán la riqueza y el bienestar; y los ricos serán más ricos y serán más, y los pobres serán menos pobres y menesterosos; y llegará el día, allá en lo por venir, en que los pobres estén mejor tratados que los ricos de ahora.
¿No te digo que estaba muy inquieto por ti? Se comenta ahora mucho la guerra de esta casa.... Déjalos que estén en guerra.... Pero tú padeces. Yo estoy tranquila, Salvador; en todas partes tendría que sufrir. ¿Y por qué, hija? Ella volvió a inclinar la frente y, otra vez, eludiendo una explicación, dijo: Estos días están muy amables conmigo. ¿Estos días solamente?...
En tal caso el cuerpo sobra; y no hay razon porque estén unidos. Si admitimos las sensaciones y prescindimos de la razon, el hombre se nos convierte en un bruto.
El ser que obra de este modo no obedece á un impulso natural, sino á motivos que él se propone, y á que puede atender ó dejar de atender: combinar intelectualmente, ejercer actos de voluntad, sin que ni lo primero ni lo segundo estén presentes al alma, son afirmaciones contradictorias. Este hecho ideológico se enlaza con verdades morales de la mayor importancia.
Es evidente que el órden fenomenal, aunque distinto del real, está sin embargo ligado con él y depende del mismo, por leyes constantes: si suponemos que no hay un paralelismo entre la realidad y el fenómeno, y que en aquella no hay todas las condiciones necesarias para satisfacer las exigencias de este, no habrá ninguna razon porque los fenómenos estén sometidos á leyes constantes, y no suframos en nuestra experiencia perturbaciones continuas.
Digamos el día, el solo, el único día, el día incomparable, casi tan raro como la flor que brota cada cien años, cuyo perfume no se respira dos veces; el día en que el cielo parece azul, aunque se esté en otoño, y en que la naturaleza parece una fiesta aunque los bosques estén de luto; el día en que, cualquiera que sea la decoración, rico salón, modesta boardilla, alegre primavera, triste invierno, la comedia, siempre la misma, es siempre nueva desde hace cinco mil años, puesto que es el amor el director de escena; el día siempre corto que pasa como una hora y las horas como minutos; el día en que dos corazones, fundidos en uno solo no dejan escapar más que una palabra de pesar, la última: ¡Ya!...
A falta de todos los medios de civilización y de progreso, que no pueden desenvolverse sino a condición de que los hombres estén reunidos en sociedades numerosas, ved la educación del hombre en el campo.
El rey me ha llamado y con gran secreto me ha dicho: Montiño, mi buen cocinero, yo, aunque soy rey, también soy hombre, y como hombre tengo debilidades; amo á una dama, y no puedo contener mi amor; toma, llévala esa joya y dila que te indique cuándo puedo yo ir á visitarla; pero ha de ser de modo que las luces estén muertas cuando yo entre y no pueda conocerme.
Palabra del Dia
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