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Actualizado: 21 de septiembre de 2025
La tierra del atrio sube más alto que el peristilo de la iglesia, y ésta se hunde, se sepulta entre el terruño que lentamente va desprendiéndose del collado próximo. En una esquina del atrio, un pequeño campanario aislado sostiene el rajado esquilón; en el centro, una cruz baja, sobre tres gradas de piedra, da al cuadro un toque poético, pensativo.
Entonces reanudábase la existencia normal, volviendo cada familia a su aislamiento, con la certeza de repetir el viaje angustioso pocas semanas después. Febrer permaneció bajo las arcadas viendo cómo iban llegando los grupos de payeses a toda prisa, espoleados por el último toque del esquilón que volteaba en lo alto de la torre. El interior de la iglesia estaba casi lleno.
Pero á pesar de su regocijo, tuvo prisa en retirarse. Temía á los de arriba. El vozarrón ó el señor de la leche podían darle algo malo por su tardanza. Y subió veloz por la escalerilla, después de recomendar mucho á Pepeta que pasase alguna vez por allí, para recordar juntas las cosas de la huerta. El cansado esquilón de la Ròcha repiqueteó más de una hora por las calles de Valencia.
Perdió el marido, el doctor Esquilón, en una provinciana trifulca electoral. Era un orador abundante, como un grifo suelto, y cuando vió que la palabra no bastaba, porque los adversarios llevaban los gauchos en silencio a las urnas, el doctor Esquilón enmudeció y echó mano de las más desaforadas violencias.
Felizmente, las paces están hechas, aunque haya costado casi tanto como concertar la paz europea. Las paces díjelo ya otra vez son más difíciles de concertar que la paz. Es cierto que en este caso las negociadoras han sido muy eficaces, especialmente la viuda de Esquilón, muy unida a Petrona por su común afición a la política.
Ya sabes lo que pasó. Yo vacilé entre Arturo Esquilón y él; al fin me decidí por Esquilón, que ya había terminado la carrera. Y el otro, hijita, se quedó soltero, triste, aplanado; para él no había otra. ¡Me conmueve y arranca lágrimas esta fidelidad!... Me lo explico, Margarita. Buen mozo, y tiene porvenir en la política. ¡Hijita, te da por los políticos! Creo que habla muy bien.
Mi propia vida interior, cuando la externa no ofrece interés, basta para entretenerme. Sin embargo, sentíme ayer tarde acometida por invencible melancolía. «¿Qué hacer?» me dije . Y para combatir la murria, ocurrióseme ir a visitar a mi amiga Margarita, la viuda de Esquilón, en quien la sensibilidad y estado de ánimo constituyen siempre un divertido espectáculo.
Palabra del Dia
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