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Actualizado: 17 de junio de 2025
En Los empeños de un acaso, como su título mismo anuncia, es la casualidad la palanca más poderosa de la acción: las combinaciones, los sucesos, los resultados que se enlazan entre sí, son tan varios, trazados con tanto ingenio y unidos por un lazo tan estrecho, que la curiosidad de ver cómo el poeta sale airoso de tantos obstáculos acumulados, inspira el mayor placer, tanto al que la lee como al que la oye, sin dejar á su atención un solo momento de descanso.
Ese flujo y reflujo de ideas, de voliciones y sentimientos, tienen un punto en que se enlazan, un sujeto que los recibe, que los recuerda, que los combina, que los busca, ó los evita, ese ser de que tenemos conciencia íntima, que los filósofos han dado en llamar el yo.
8 Los hombres burladores enlazan la ciudad; mas los sabios apartan la ira. 9 Si el hombre sabio contendiere con el loco, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo. 10 Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto; mas los rectos buscan su alma. 12 Del señor que escucha la palabra mentirosa, todos sus ministros son impíos.
Arrójale también antes de entablar la lucha, sus efluvios paralizadores, entorpecedores, un magnetismo que hace innecesario el combate. Su fuerza es doble. Al poder mecánico de sus brazos-ventosas que enlazan, inmovilizan, añadid la fuerza mágica de ese rayo misterioso; añadid un oído muy fino y el ojo avizor. Miedo cerval se apodera de nosotros al pensar en él.
Y es que el hombre percibe de continuo el ser y el no ser, en todo cuanto le rodea; lo percibe dentro de sí, en esa muchedumbre de pensamientos, de afecciones que se suceden rápidamente, que ora se contrarían, ora se favorecen, ora se separan, ora se enlazan, pero siempre se distinguen unos de otros; siempre modifican de diferente manera el espíritu, y por tanto se excluyen, no pueden coexistir: la existencia del uno exige la no existencia del otro.
A veces, el fondo sobre que me arrastra la corriente, está cubierto de verdes y oscilantes hierbas, muelles sinuosidades que me acarician, me enlazan; improvisándome un lecho encantador. ¿Es el agua? ¿es la ondulante cabellera de las plantas la que me levanta así, haciéndome flotar en la superficie del arroyo? No lo sé; mi imaginación se pierde además en una especie de ensueño.
Tú dirás que qué tiene que ver... Es claro, nada; pero vete a saber cómo se enlazan en el pensamiento las ideas. Esta mañana me acordé de lo mismo cuando pasaban rechinando las carretillas cargadas de equipajes. Anoche me acordé, ¿cuándo creerás? Cuando apagaste la luz. Me pareció que la llama era una mujer que decía ¡ay!, y se caía muerta.
Todo el país está de tal modo cruzado por ferrocarriles en todas direcciones, y magníficas carreteras, generales y vecinales, que se enlazan de mil modos, que nada es mas fácil y sencillo que trasladarse en un dia, con comodidad y baratura, de un punto á otro cualquiera de Bélgica, ó en direccion al exterior. Allí los viajes son como paseos, y todo el mundo vive paseándose.
Declárartelo bien contestó el viejo implicaría dos cosas tan difíciles que rayan en lo imposible. Es la primera que si lo supiese yo, yo estaría ya en el nirvana y sería omnicio o digase conocedor de cuanto ha sido, es y será; del sujeto, del objeto y de la síntesis en que se enlazan e identifican, siendo todo y uno y disipándose las aparentes ilusiones que distinguen, individualizan y separan.
Nuestra ciencia metódica, dividida en multitud de ciencias que entre sí se enlazan, fundada en un inmenso cúmulo de hechos que la observación y la experiencia han ido suministrando, cuyo ser y valer estriban en el más severo encadenamiento dialéctico, y cuya vida y organización dependen de la rigorosa precisión de la definición, del lenguaje técnico, de una árida y enojosa clasificación, y de una nomenclatura tan útil como arrastrada y prosaica, se oponían y se oponen a la pretensión de tales poetas.
Palabra del Dia
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