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Lo había desesperado con sus crueldades, impulsándolo a la muerte. Había que olvidarlo todo. Y su alma sencilla asomaba a los ojos con una expresión abnegada y cariñosa, mezcla de amor y ternura maternal. Gallardo parecía empequeñecido por el dolor, flaco, pálido, con un encogimiento infantil. Nada quedaba del mozo arrogante que enardecía a los públicos con sus audacias.

Y se enardecía al hablar con don Roque, lamentándose de la audacia de Manos Duras y afirmando que en Río Negro no había justicia. Tres veces lo he enviado preso á la capital del territorio dijo el comisario con desaliento , y siempre vuelve libre, por falta de pruebas. ¿Qué podemos hacer nosotros?... Nadie quiere declarar contra él.

Las trombas de agua pasaban sobre él, yendo á apagar sus fogones, pero esto enardecía su fe. «¡Animo, muchachosEl Cristo del Grao se ocupaba en protegerles, y nada malo podría ocurrirle al baque... Unos marineros callaban; otros, irritados, se hacían esto y aquello en la imagen y su santa escala, sin que el devoto se indignase.

El deseo de ser creída resplandecía de tal modo en sus ojos, que Guillermina no pudo menos de ver asomada en ellos la conciencia. Pero como disimulaba esto, permaneciendo fría y observadora, la otra se impacientaba y enardecía, no sabiendo ya qué decir para convencerla. «¿Por qué quiere usted que se lo jure?... ¡Vamos, que dudar esto!... Ni verle, ni saber de él tan siquiera...».

Quise gritar, pero tuve miedo... La idea de que despertase doña María en aquel instante me hacía temblar... Se fueron muy despacito, y cuando me quedé sola... ¡Ay! La insensatez de esa muchacha, a quien todos tienen por santa, me enardecía la sangre. Lord Gray la ha engañado; lord Gray la abandonará... Vamos, vamos pronto. ¡Me parece que estoy soñando!

El temible Plumitas mostraba un orgullo infantil al hablar de sus glorias. Repelía ahora la modestia silenciosa con que había entrado en el cortijo, aquel deseo de que olvidasen su persona, para no ver en él mas que un pobre viandante empujado por el hambre. Se enardecía al pensar que su nombre era famoso y sus actos alcanzaban inmediatamente los honores de la publicidad.