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La tortura del sentimiento y la violencia ejercida sobre nuestra alma, son las dos tiranías más insoportables de este mundo.

El calado de este río varía mucho en cada época y por la influencia ejercida según la cantidad de aguas que en él viertan las lagunas, pudiendo citar como ejemplo, el hecho que el señor Vidal cita en su Memoria sobre el ramo de montes, de haber visitado dicho río en un trayecto de 163 kilómetros, embarcado en un cañonero de guerra, cuyo calado medio era de seis piés.

La prudencia en unas, el temor natural en otras y la presión ejercida sobre todas, hizo que cuando derrocado el sistema liberal, en 1823, las damas sevillanas que, siguiendo nobilísimos impulsos, se habían señalado por sus ideas afectas á la libertad, durante la época constitucional, negasen aquéllos y tratasen de borrar por diversos medios cuanto pudiera comprometerlas con las sanguinarias autoridades absolutistas, que nada respetaban.

Reflexionando sobre esto, relacionó el disimulo de Mauricio y de Roussel con la vigilancia ejercida por la señorita Guichard; y los disfraces de los unos le pareció que correspondían exactamente á las medidas de la otra.

Hay pues en el alma una conciencia única, centro comun donde está el sentido íntimo de toda actividad ejercida, de toda afeccion recibida, sea cual fuere el órden á que pertenezcan.

Nos falta mencionar la eficacia probable del tártaro estibiado en ciertas amaurosis, precedidas ó acompañadas de chispas delante de los ojos con vértigos. Es preciso en estas circunstancias determinar la influencia ejercida por el estómago y los nervios ganglionares sobre los ojos.

La preponderancia de Aguilar en la ciudad alejaba de ella al obispo; sin embargo contribuía cuando era necesario con su presencia á remediar los males de su Iglesia, porque á la general turbacion introducida por los desmanes de los grandes, se agregaba una gran relajacion en la disciplina eclesiástica, y hubo casos en que, arrostrando la tirania ejercida por el de Aguilar, tuvo el prelado que acudir como buen pastor, ya á reprimir la insolencia de algunos malos canónigos á quienes aquel favorecia, ya á contener al prepotente magnate en sus injustos procedimientos con otros prebendados.

Ya estaba explicada su actitud anterior. Los primeros días de su estancia en Madrid temió ser descubierto, y no salió a la calle sino una sola vez y ya de noche; visitole luego un caballero, y desde entonces se mostró más abierto y franco, como si aquellas visitas le quitaran peso de encima; por último, perdió el miedo, y juntamente dio a entender su satisfacción por la marcha de los sucesos y la influencia ejercida en el ánimo de su madre.

Con la primera, ejercida por funcionarios a tono con el ambiente, de patriotismo anquilosado, dignos de las covachuelas de Fernando VII, sobra para justificar la inanidad del Arte egregio que no admite trabas ni menoscabos, sólo germinante en la gleba arada con reja de libertad y de justicia. Los Poetas.