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Las espigas de maíz no lo llenaban hasta el techo, dejando algún espacio suficiente para que dos personas minúsculas, como Perucho y su protegida, pudiesen acomodarse y revolverse. El rapaz se sentó sin soltar a la nena, diciéndole mil chuscadas y zalamerías a fin de acallarla, abusando del diminutivo que tan cariñosa gracia adquiere en labios del aldeano.

Don Modesto se había acostumbrado por espacio de treinta años a emplear este diminutivo cuando dirigía la palabra a la hija de su antigua patrona. Me parece respondió ella arqueando las cejas que no debía usted preguntarlo. Conocerá usted que no parece bien que vivan juntas, y solas, dos personas de estado honesto. Sería dar pábulo a las malas lenguas.

¿Usted quiere decir algo, señor fiscal? le preguntó al fin el presidente . Le suplico que sea breve. Permítame usted una pregunta... Y sin esperar el permiso se puso de pie, y, fijando los ojos en Karaulova, le preguntó: Diga usted, testigo, ¿cuál es su nombre de pila? Grucha. Grucha es el diminutivo; pero el verdadero nombre es, si no me engaño, Agrafena, ¿no es eso? Es un nombre cristiano.

A pesar del diminutivo, el hombre que entró, sin quitarse el sombrero, era un señor de cincuenta años, lo menos; alto, bien plantado, mostrando en la mirada y el porte que, a despecho de la barba entrecana y el pelo casi blanco, aún debía de apreciar en toda su intensidad, los encantos de aquella buena moza.

Comencé por hacer una especie de estadía en la antecámara misma de los asuntos públicos, es decir en medio de un pequeño parlamento compuesto de jóvenes voluntades ambiciosas, de muy jóvenes abnegaciones dispuestas a ofrecerse, en el cual se reproducían en diminutivo una parte de las polémicas que agotaban entonces a toda Europa.

Sólo por su juventud, pues no contaría más de veinte años, merecía el marquesito este diminutivo que todo el mundo le aplicaba. Por lo demás era un muchacho corpulento, rubio como el oro y con una expresión infantil en el rostro que contrastaba con la apariencia atlética de su musculatura. Los modales correspondían a aquella expresión: parecía un niño grande.