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Actualizado: 2 de octubre de 2025
Bajo el Consistorio, la secta de los teofilántropos estableció aquí su culto. En 1801 tuvo lugar el famoso y raro concilio, á que asistieron ciento veinte obispos constitucionales. Bajo el Consulado, se restableció el culto católico, prévios una misa y un Te Deum, pomposamente celebrados en presencia de los tres cónsules.
El brillo del pectoral de diamantes y de los cristales de sus gafas daba mayor realce y un poder mágico a su palabra sonora, dulce, persuasiva. Cantose después el Te Deum. Los tiples y los bajos de la catedral de Lancia hicieron prodigiosos gorgoritos, que dejaron asombrados a los buenos peñascos.
Pero el citado Capitán General dejó de cumplir los demás plazos, la supresión de frailes y las reformas convenidas, no obstante haberse cantado el Te Deum; lo que causó profunda tristeza á mí y á mis compañeros; tristeza que se convirtió en desesperación al recibirse la carta del Teniente Coronel D. Miguel Primo de Rivera, sobrino de dicho General y su Secretario particular, avisándome que mis compañeros y yo nó podríamos ya volver á Manila.
Iba a cantarse una misa con acompañamiento de orquesta y de voces: algo extraordinario, como la ópera, del Teatro de San Fernando cuando llegaban las Pascuas. Luego entonarían los sacerdotes el Te Deum en acción de gracias por la salvación del señor Juan Gallardo, lo mismo que cuando el rey entraba en Sevilla. Se presentó la comitiva abriéndose paso en el gentío.
Entonces cantaría yo un magnífico Te Deum allá en el fondo de mi alma, y exclamaría remedando al viejo Simeón: Nunc dimittis servum tuum Domine, secundum verbum tuum in pace, quia viderunt oculi mei salutare tuum. Don Rafael María Merchán es uno de los escritores de más saber y talento que hay en el día en la América española.
El obispo de Osma, D. Juan, que representa al arzobispo D. Rodrigo, primado de Toledo, ausente por hallarse cerca de la Santa Sede en tan fausto dia, la bendice con las ceremonias y preces acostumbradas, la purifica con agua y sal, cantando los asistentes el Te Deum laudamus, la dedica á la inmaculada Madre del Verbo en su glorioso misterio de la Asuncion, hace provisionalmente erigir un altar en honor de la excelsa Señora, celebra en él de pontifical, y dirige por último una breve y sentida plática á los circunstantes exhortándolos á tributar gracias sin fin al Dios de los ejércitos.
Allí, la iglesia, con su maciza planta de basílica, su puerta de arco de medio punto, sus saeteras y su campanario tosco, rematado por una cruz de piedra...; allí, el caserío breve y blanco, humilde y placentero...; allí, el palacio, con su patriarcal solana, su balconaje de hierro y su escudo nobiliario, y adosada al palacio, señoreándole y prestándole aspecto de fortaleza, la torre, sobre cuyos labrados dinteles campeaba la piadosa divisa Credo in unum Deum.
La procesión venía de la iglesia mayor donde se había dicho solemne misa y cantado un <i>Te Deum</i>. El pueblo no cesaba de gritar <i>¡Viva la nación!</i>, como pudiera gritar ¡viva el rey!, y un coro que se había colocado en cierto entarimado detrás de una esquina entonó el himno, muy laudable sin duda, pero muy malo como poesía y música; que decía: Del tiempo borrascoso que España está sufriendo va el horizonte viendo alguna claridad.
A la hora acostumbrada, y dados los repiques de campanas, se junta toda la gente en la iglesia, en la que se canta la misa y Te Deum con mucha solemnidad, y después se prosiguen en la plaza las carreras de caballos en contorno, en las que, divididos en cuatro cuadrillas, los indios hacen muchas evoluciones o figuras, a la usanza antigua, todo a toque de muchas cajas y clarines, y con grande algazara y ruido de cascabeles grandes, de que llevan cubiertos los pretales y cabezadas de los caballos, lo que tienen por adorno y grandeza.
Concluido el Te Deum, volvieron, como es lógico, a restallar en el aire otras cuantas docenas de cohetes de dinamita. Los simpáticos hijos de la Pepaina, Chola y Lorito, estuvieron a punto de perecer, víctimas de su arrojo, al apoderarse de uno que aún no había chasqueado.
Palabra del Dia
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