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Actualizado: 20 de junio de 2025
¡Lástima que el nombre del anónimo poeta, que se despachó á su gusto en aquellas intrincadas ingeniosidades, no haya pasado á la posteridad!
Volvió al despacho, para seguir buscando, y en la puerta tropezó con la Pepa, enlutada, llevando al chico de la mano. No, no busque usted dijo ella, si no ha querido hacerlo.
Arrojó su sombrero sobre el diván, como si se despojase de una corona de gloria que abrumaba su frente, y tambaleándose fue a apoyar las manos en el escritorio, quedando con la mirada fija en la enorme cabeza de toro que adornaba la pared del fondo del despacho. ¡Hola! ¡Güenas noches, mozo güeno!... ¿Qué pintas tú aquí?... ¡Muuú! ¡muuú!
4 Entonces Hanán tomó los siervos de David, y los rapó, y les cortó los vestidos por medio, hasta las partes vergonzosas, y los despachó. Y les dijo el rey: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.
Doña Paula entró en el despacho. Hablaron de los negocios del comercio, de los asuntos de Palacio, de muchas cosas más; pero nada se dijo de lo que preocupaba al hijo y a la madre. «No se podía hablar de aquello» pensaba él. «No se podía hablar de aquello, ni a solas» pensaba ella. La madre lo sabía todo. Había comprado el secreto a Petra.
Si llega a hojear La divina comedia se ríe del conde Ugolino. Al oír que daban las tres en el reloj del despacho, púsose el gabán y salió.
Sin embargo, este D. Casiano, cuando se encerraba en el cuartucho polvoriento y fementido que le servía de despacho y se colocaba delante de su mesa atestada de expedientes, no resultaba un hombre primitivo, sino bien refinado.
También hubiera hallado la señora ausente mucho que ordenar, o siquiera que despolvorear y aun que barrer, en la pieza inmediata, que era el despacho o cuarto de estudio del señor.
Luego de salir de la Universidad, la joven había desaparecido, con gran espanto de Foster, que creyó en un secuestro ó un asesinato. Transcurrieron dos meses, y antes de que la policía hubiese averiguado su paradero, se presentó Mina tranquilamente en el despacho de su tutor. Quería conocer la vida de cerca, tal como es, y para esto había huído á Chicago, viviendo como una obrera.
Vamos a ver, papá le dijo, hallándole solo en el despacho, con afectada jovialidad . ¿Cuándo me hablas de dinero? ¿De dinero?... ¿Para qué? respondió el duque con sorpresa, mirándola con rostro tan inocente que daba ganas de darle una bofetada.
Palabra del Dia
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