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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Amparo desdeñó el consommé; pero cuando trajeron unos filetes de boeuf macédoine se colmó de tal modo el plato que los amigos comenzaron a darse de codo y a reir. ¡Ah! ¿vosotros pensáis que soy una niña tísica de las que cantan La Stella confidente?... ¡Ya veréis, ya! Rafael sacó la conversación del duque de Requena, pero la Amparo cortó las bromas. Vamos, dejadle en paz.
Me quejo de sequedad de espíritu en la oración, de distraído, de disipar mi ternura en objetos pueriles; ansío volar al trato íntimo con Dios, a la contemplación esencial, y desdeño la oración imaginaria y la meditación racional y discursiva. ¿Cómo sin obtener la pureza, cómo sin ver la luz he de lograr el goce del amor?
Sin embargo, no desdeño los libros, he comprado muchos, y con ellos me paso largas horas. Aun suelo leer versos de Lamartine... y... a la verdad... ¡como Lamartine no hay otro poeta para mí! Aquí concluye esta novela sencilla y vulgar. «Angelina» se llama en memoria de la pobre niña que sacrificó por mí, con sublime heroismo, todas las ilusiones de su vida.
D. Casimiro no iba con buen fin... y Nicolasa le desdeñó siempre; pero de esto informará á V. mejor que yo el P. Jacinto. Yo lo único que añadiré es que el tal D. Casimiro me parece un hipocritón y un bribón redomado. No es malo saberlo pensó el Comendador. ¡Ah! diga V., tío. Ya sé que se fué á Sevilla D, Carlos.
No sé si he atinado á explicar en este lígero articulo lo que hubiera requerido larga serie de ellos para quedar bien explicado; pero, como quiera que sea, harto se entiende que yo no desdeño á los poetas y prosistas que hubo, hay y puede haber en dialecto gallego; que celebro el regionalismo filológico dentro de ciertos límites puramente provinciales; pero que deploro la exageración que puede ponernos en una lastimosa pendiente de desmoronamiento nacional ó de cierto separatismo.
La aritmética, no crea el lector que la desdeño; pero no es lo que está más en armonía con mis aficiones, y siento que mi alma se anega entra el oleaje contínuo de tanto millon. No obstante, me he detenido en la anterior reseña más de lo que pensaba, atendida la índole de estos apuntes, porque la estadística tiene en nuestro siglo una influencia incalculable.
Pero no teniéndolos ¿qué desdeño ni qué sacrifico? Yo me he metido fraile creyendo que no servía sino para fraile. Luego he descubierto con horror y asco de mí mismo que ni para fraile sirvo.
Sueño con peligrosas aventuras, con el Sol de gloria que mi paso alumbre; desdeño las monótonas llanuras y alzarme quiero a la difícil cumbre, cual águila que vive en las alturas sin rendirse a ninguna servidumbre. SUE
Palabra del Dia
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