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Actualizado: 1 de julio de 2025
Don Braulio leyó la carta una, dos, hasta tres veces, como quien no se entera bien, como quien no da crédito al testimonio de sus sentidos, como quien duda aún de si es realidad o si es una pesadilla o un delirio lo que percibe.
Y aun ahora, la tengo aquí fija y clara... Será un delirio, una aberración; pero aquí dentro está la idea, y mi mayor desconsuelo es que no puedo ya, por causa de la muerte, probarme que es verdadera... Porque yo me lo quería probar... y créalo usted, me hubiera salido con la mía».
Pero he aquí que la joven hermosa se enferma, de meningitis o cosa por el estilo, y en el delirio de la fiebre, única y exclusivamente en el delirio, se siente abrasada de amor. ¿Por un primo, un hermano de sus amigos, un joven mundano que ella conoce bien? No señor; por mí. ¿Es esto bastante idiota?
Entonces el padre habló del socialismo, refutándolo y procurando demostrar que cada una de sus utopías es sueño y delirio insano.
Muchos tripulantes, en el delirio ya de la desesperación, blasfemaban o rezaban y no acudían a la maniobra.
El dolor de cabeza es atroz y dilatante; hay delirio, visiones terribles, á veces alucinaciones deliciosas, y esta accion exagerada del cerebro prolonga el estadio del calor; los estadios se suceden con cierta irregularidad; el sudor suele presentarse despues del frio, y el calor terminar la fiebre, que generalmente es entonces subintrante ó subcontinua.
Esa condición comporta modos específicos de pensar, sentir y de obrar, variables según su intensidad y el temperamento personal, desde la limosna a los pobres hasta la construcción de templos, desde la simple devoción preservativa hasta el misticismo y el delirio perseguidor, en que se transforma de suyo el delirio exacerbado de las persecuciones.
Y he aquí que la enferma, con su meningitis y su inconsciencia su incontestable inconsciencia murmura a nuestro amigo: Y cuando no tenga más delirio... me querrás todavía? Esto es lo que yo llamo un pequeño caso de locura, claro y rotundo.
La estimación supersticiosa, profesada á los preceptos aristotélicos y á los de Boileau, delirio verdadero que ha influído en la literatura de todos los pueblos, con grave daño suyo, apartándola de la senda de su desenvolvimiento natural, ha sido extirpada hasta en los pueblos más obstinados en obedecerla; la traducción francesa de la dramaturgia de Schlegel, publicada poco después del original, demostró á muchos, hasta en la patria del clasicismo moderno, la importancia de las antiguas preocupaciones, y preparó el camino á los románticos, cuyo triunfo fué completo en breve.
La maldita parecía que lo hacía a propósito y por vengarse de lo muy derecha que la he obligado a andar cuando me corría mantones... Figúrate; en un puro delirio hasta que Dios amaneció. Juraría que todo el aguardiente que ha bebido en su vida se le subió a la cabeza esta noche.
Palabra del Dia
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