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Actualizado: 6 de junio de 2025


Los cristianos griegos y los latinos eran irreconciliables enemigos en Constantinopla, y se perseguían estos esclavos unos á otros como perros que se muerden en la calle, y que separan á palos sus amos.

»Viendo esto, desatamos a los moros, y uno a uno los pusimos en tierra, de lo que ellos se quedaron admirados; pero, llegando a desembarcar al padre de Zoraida, que ya estaba en todo su acuerdo, dijo: ¿Por qué pensáis, cristianos, que esta mala hembra huelga de que me deis libertad? ¿Pensáis que es por piedad que de tiene?

Los llevaron á casa del gran Turco. El Quiaya del atarazonal y Sufaga iban delante de todos, á caballo. Llevaban los estandartes de galera los mismos esclavos, arrastrando por el suelo. Lo que más se sintió de aquel triunfo, y lo que más enterneció á todos los cristianos que allí íbamos, fué ver arrastrar un estandarte que llevaba la figura de Cristo.

La basílica ó iglesia de S. Jorge, de que habla el moro Rasis, debia ser una de estas, atendidas las robustas presunciones que hay de que fuese el actual monasterio de religiosas de Sta. Clara aquel templo fuerte donde se defendieron por espacio de tres meses los cristianos de Córdoba contra las huestes sitiadoras de Mugueith, despues de la muerte de D. Rodrigo.

Estaban estas gentes con contento: De cristianos no piensan la venida; El subito temor y sentimiento Les hace huyan todos de corrida. Oblígales á muchos el lamento De hijos y muger á perder vida; Acude cada cual al arco y flecha, Con ver venir la muerte muy derecha. Al fin, en cuatro pueblos que se ha dado, Algunos que defensa procuraban, La vida entre las lanzas han dejado.

Consternados los cristianos, ofrecieron á Almanzor que le dejarian el paso franco si se avenia á abandonarles sus tesoros y sus cautivos; proposicion que el africano rechazó indignado.

De modo que ahora tocaba á los cristianos pagar con sus bienes los delitos que habian cometido los judíos ausentes ya del reino.

Sin embargo vosotros, cristianos de Córdoba y Sevilla, ¿no debísteis entonces á este mismo rey Abde-r-rahman la seguridad y defensa de vuestras haciendas, de vuestras hijas y esposas, de vuestros hogares y de vuestra ?

Otro obispo, por nombre Samuel, depuesto por justas causas de la silla Eliberitana, se vino igualmente á Córdoba, y renegó, uniéndose á los muzlemitas. Autorizado con el poder que el favor de la corte daba al malvado gobernador de los cristianos Servando, su pariente, fué uno de los que mas atribularon á los fieles.

Mejorado el Adelantado, mandó armar 150 cristianos, que con 2,000 indios fuesen en cuatro bergantines á la isla de los Sococies, que está á cuatro leguas, y que los matasen, ó prendiesen todos, y especialmente los que tuviesen 40 ó 50 años.

Palabra del Dia

vorsado

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