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Actualizado: 15 de junio de 2025
Así aprenden lo poco bueno y mucho malo que saben, a quienes enseñan la cartilla, y algo de lectura y escritura, sirviéndoles de texto, para ambas cosas, los libros manuscritos llamados Corridos, atestados de anacronismos, errores y absurdos de todo género.......También aprenden algo de Catecismo."
Y como lo pensó lo hizo la marquesa durante los tres años, bien corridos, que pasó su hija en aquel colegio de Madrid. Recorrió medio mundo, sin más trabas ni cortapisas que las instintivas repugnancias de su naturaleza, que no era del temple de la de Sagrario.
En cada ventana había acumulado la Marquesa flores en tiestos, jardineras, jarrones japoneses, más o menos auténticos y contrastaban los colores vivos y metálicos de esta exposición de flores con los severos tonos del nogal mate que asombraban el artesonado del techo y se mostraban en molduras y tableros de los grandes armarios corridos, de cristales, que rodeaban el comedor en todo el espacio que dejaban libres los huecos y un gran sofá arrimado a un testero.
Corridos os veais, y quantos descendieren de vosotros, y todos juntos os veais en el infierno, como Datan y Abiron. La maldicion de los Montes de Gelboe venga sobre vosotros, y toda vuestra generacion. Quemados seais, como aquellos que querian apedrear á Moyses y Aaron. En poder de justicia os vean, como se vieron los de Israel.
Son los Corridos cuentos en verso sobre sucesos históricos falseados y fantaseados y tragedias amorosas, llenas de sucesos maravillosos mezclados de prodigios divinos y de magia, todo en estilo ampuloso, exagerado, pueril y absurdo en extremo.
-Señor -respondió Sancho-, en cada tierra su uso: quizá se usa aquí en el Toboso edificar en callejuelas los palacios y edificios grandes; y así, suplico a vuestra merced me deje buscar por estas calles o callejuelas que se me ofrecen: podría ser que en algún rincón topase con ese alcázar, que le vea yo comido de perros, que así nos trae corridos y asendereados.
La esposa no dio muestras de pesarle de la burla; antes, oyendo decir que aquel casamiento, por haber sido engañoso, no había de ser valedero, dijo que ella le confirmaba de nuevo; de lo cual coligieron todos que de consentimiento y sabiduría de los dos se había trazado aquel caso, de lo que quedó Camacho y sus valedores tan corridos que remitieron su venganza a las manos, y, desenvainando muchas espadas, arremetieron a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tantas.
Palabra del Dia
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