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Actualizado: 23 de mayo de 2025


No hay en nuestro mar un solo navegante honrado que no conozca ese pecadillo... ¿A quién se hace daño con ello?... El único que podía quejarse era el Estado, vaga personalidad que nadie sabe dónde habita ni qué cara tiene, y que sufre diariamente un millón de atentados semejantes.

Podría considerarse su protectora; no hay cabaña alguna en seis leguas á la redonda, que no la conozca y la venere como la hada de la beneficencia. Los paisanos dicen simplemente, al hablar de ella: ¡La señorita! como si hablaran de una de esas hijas de rey, que encantan sus leyendas, cuya belleza, poder y misterio les parece ver en ella.

Mas siempre convendrá mantener en las Escuelas la forma sylogística para probar y rechazar lo que sea necesario, quitándose todos los abusos que en ella se han introducido, para que estando bien limada, pueda ilustrar el entendimiento de los jóvenes, y hacer que en ellos se arraigue la verdad, y se conozca el error para evitarle.

¡Por lo menos al duque Miguel lo conocemos! exclamaba. Ha vivido siempre entre nosotros y no hay ruritano que no sepa de él. Pero el Rey es casi un extraño; ha residido tanto tiempo fuera del país, que apenas si de cada diez hay uno que lo haya visto. Y ahora apoyó una de las muchachas, dicen que se ha afeitado la barba y que no hay quien lo conozca.

, Luisa, ; me obliga el hacer un pequeño viaje ahora mismo, un asunto bien desagradable. ¡Y con esta noche!... dijo Luisa. Mi hermano el arcipreste dijo tristemente el cocinero mayor se muere, y acaso no llegue á tiempo ni aun de cerrarle los ojos. ¡Oh! ¡qué desgracia! dijo Luisa. ¡Está de Dios que yo no conozca á ningún pariente mío! añadió Inés.

Y á fin de que el lector conozca á fondo la vida de los actores españoles de ese tiempo, como si estuviera presente, extractamos aquí un trabajo del año 1649, de autor desconocido, que abunda en rasgos satíricos contra los cómicos coetáneos, y más particularmente contra las actrices más famosas y sus frívolos adoradores : I. Pero á Jano escuchad.

El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida, ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera.

¿Por qué me trata usted así? preguntó con pena fingida Baltasar, que en sus adentros renegaba de la virtud plebeya ¿Qué mal hay en...? ¿Por qué? repitió Amparo con sumo brío . Porque no me conviene a perderme por usted ni por nadie. ¡ que es uno tan bobo que no conozca cuando quieren hacer burla de uno!

Ya en el número, proporcionalmente diminuto, de sus obras que existen, parece haber agotado todas las combinaciones dramáticas posibles, y no haber dejado á sus sucesores otro recurso que imitarlo; y á quien conozca un número considerable de sus comedias ha de ocurrírsele, que, cuando lee los dramas de otros poetas, encuentra á cada paso momentos y situaciones, comprendidas ya en los de Lope.

Que no se te conozca, Bernardino se decía, es preciso mostrar cara alegre, disimular, enseñar los dientes al público imbécil, que te mira curioso, para burlarse de tu desgracia, si descubre su huella en el semblante; haz cuenta que estás en las tablas de un teatro, y que todos te observan y siguen los movimientos: aplomo y serenidad.

Palabra del Dia

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