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Actualizado: 14 de junio de 2025
Estáis faltando a una dama... ¡y a una dama de vuestra familia! clamó indignada la aludida. Pensad más bien en vuestros pecados, vizconde dijo gravemente don Fernando, para que Dios os perdone en el día del juicio final.
¿Qué es esto?... ¿Qué es lo que pasa? ¡Mi hija!... ¡Dios mío! clamó Osuna, apresurándose a reconocerla. Oiga usted, ¡sucio, canalla, desorejado! profirió D. Peregrín, dirigiéndose al excusador. ¿Qué situación es ésta para un sacerdote? ¿No se le cae la cara de vergüenza?
¡Contrabando! clamó el uno ¡contrabando! clamó el otro; y ¡contrabando! fue repitiéndose de fila en fila.
Abrir la puerta, que esta mentira no cabe en la habitación. ¡Así Dios me salve y me dé la gloria como es verdad! clamó el hocico de ratón, poniendo el semblante más compungido del mundo . ¡Era, con perdón, la descarada de la liebre, que brincó por riba de mí y me tiró patas arriba! La aclaración produjo verdadero delirio.
31 Y cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y lo cercaron para pelear; mas Josafat clamó, y lo ayudó el SE
27 Y Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor a ti y a tu señor para decir estas palabras, y no antes a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber el agua de sus pies con vosotros? 28 Y se paró Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y habló, diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
Aquel faro de la humanidad prosiguió Belarmino, refiriéndose al mentado Pascual que aborrecía a los jesuítas, como nos dijo Salmerón en su discurso. ¡Mueran los jesuítas! gritó Belarmino, fuera de sí, puesto en pie . ¡Viva Pascual! ¡Viva Salmerón! clamó, señalando una litografía, color sepia, que colgaba de la pared y representaba al aclamado . ¡Viva la república! señaló otra litografía iluminada, que figuraba una señora gorda, con túnica tricolor, una antorcha en la mano y a los pies un león y unas cadenas rotas . ¡Muera la curia romana! ¡Muera el Tribunal de la Rota!
36 Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. 37 Y aconteció al día siguiente, apartándose ellos del monte, gran multitud les salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; que es el único que tengo;
23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó al SE
En efecto, el más pequeño de sus hijos, que dormía en la alcoba, había dado un leve gemido, al cual siguió otro más fuerte. Lucía corrió a allá para que no se alborotase. Calla, Chuchú, calla, que aquí estoy yo. El niño no hizo caso. Si no callas, el hombre de las narices grandes vendrá a buscarte y te llevará. ¡Quero Ía! clamó el niño: Ía era la doncella, que se llamaba María.
Palabra del Dia
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