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Actualizado: 14 de julio de 2025


Son posteriores, en la fecha, á las mencionadas, y en la última, cuyo asunto proviene de las guerras civiles de Granada, se notan ciertos rasgos románticos, de los cuales no pudo prescindir el poeta recordando su bella ciudad natal.

No es solamente en la Alhambra donde debe ser estudiado el estilo de los árabes; merece ser estudiado en Sevilla, y, mas aun que en Sevilla, en Córdoba, en esa Córdoba medio musulmana aun despues de haber pasado sobre ella la tea de las discordias civiles, la espada de los reyes cristianos, el hacha de las revoluciones y el pico de la ignorancia y la barbarie.

Y esas gentes, realmente sencillas, nada tienen de rústicas sinembargo: saben leer, escribir y calcular, en lo general, comprenden sus derechos y deberes civiles y políticos, y tienen esa conciencia de su personalidad que les viene de la libertad, del trabajo independiente y de las prácticas sencillas y austeras de la religion reformada.

Esta masa enorme y alborotada, sin organización alguna, en la que se confundían militares y civiles, mujeres y hombres, avanzaba cada vez más rápidamente, hasta que se detuvo de pronto con un movimiento de retroceso que se extendió hasta el centro de la ciudad, esparciendo la alarma en las calles transversales.

Algunos civiles de caballería, con el sable desenvainado, caracoleaban para dejar libre el tránsito, atropellando a veces a la gente, que dejaba escapar sordas imprecaciones contra la fuerza pública.

En clase de monumentos civiles Brusélas contiene algunos que no carecen de mérito, entre los cuales son notables: el Palacio de la nacion, donde se reune el Parlamento, agradable por su singular sencillez y excelente distribucion para su objeto; y el del Príncipe de Orange, donde tienen lugar las exhibiciones de pinturas y esculturas.

Cosa notable que los nuestros puestos en medio de sus enemigos, tres años continuos tuviesen ellos siempre guerra civil, derramándose mas sangre que en todas las demas que tuvieron con extraños. Y aunque las guerras civiles son de ordinario ocasion de no tenerlas con los extranjeros, no sucedió esto á los nuestros, pues á un mismo tiempo acometian al enemigo, y se mataban entre ellos.

Sin gran esfuerzo de imaginación, podemos figurarnos el estado de alma de una de aquellas romanas o de aquellas griegas honradas a quienes las leyes civiles y religiosas llamaban al matrimonio y que no encontraban marido. Extrañadas al principio, cada cual podía pensar que siendo más amable y más bella que su vecina, su juventud no se pasaría en un lamentable aislamiento.

Algunas de sus mugeres son tan blancas como las españoles: son corteses, civiles y de buen natural; pero muy inconstantes en guardar sus palabras y contratos; son robustos y guerreros, y no temen la muerte. Su número es mucho mayor que el de las otras naciones, y casi igual al de todas las que habitan estas partes.

Los empleados, los comerciantes peninsulares, todos cuantos van de España á Cuba no se cansan jamás de enviar dinero de Cuba á España. En su afán de ponderar lo que cuesta á Cuba el ser española, pone y suma el Sr. Merchán los sueldos principales del alto clero y de los funcionarios militares y civiles; pero no logra elevarse en esta suma por cima de doscientos mil duros.

Palabra del Dia

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