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Actualizado: 15 de julio de 2025
Perdido de cólera don Lope, y entre los dos terribles escollos de la honra y del amor, revolvía en su alma mil medios para poder asistir al desafío de Muley y amparar los miedos tan bien fundados de su señora. Resuelto al fin, llama a su escudero y le presenta el estado de las cosas. Cigarral, que no se turbara ni por venir rodando de una torre abajo, le dijo: Todo es no nada y asunto ninguno.
El señor Luna, que por ser simple jardinero no podía imitar al cardenal, siguió viviendo; pero todos los días tomaba un disgusto al saber que, por cantidades irrisorias, algunos moderados de los que no faltaban a la misa mayor iban adquiriendo hoy una casa, mañana un cigarral, al otro una dehesa, fincas todas pertenecientes a la Primada que habían pasado a figurar en los llamados bienes nacionales. ¡Ladrones!
11 El veneno en la guirnalda y la triaca en la fuente, fiesta que se representó á SS. MM., de D. Melchor Fernández de León. 12 El marqués de Cigarral, de D. Alonso del Castillo Solorzano. Comedias de D. Antonio de Solís. 1 Triunfos de amor y fortuna, con loa y entremeses. 2 Euridice y Orfeo. 3 El amor al uso. 4 El alcázar del secreto. 5 Las amazonas. 6 El Doctor Carlino.
El ciego con vista y lisiado sin manquedad, ahora nuevamente restaurado en todo el valor de sus piernas y bien corregido y enmendado en el desembarazo de sus miembros, así como vió llegar al caballero, destocándose el sombrero y ahinojándose reverentemente, le comenzó a decir: Perdón, perdón, y mil veces piedad para el buen Mateo del Cigarral, soldado pica que fué de la compañía de Francisco Carvajal en Italia, arcabucero después en el tercio de Zamudio, y después continuo de la ilustre persona del ilustrísimo caballero don Lope de Zúñiga.
Callad, dueña Bermúdez dijo el alguacil ; aquí hay algo de mayor cuantía que vuestros chismes dueñescos; aquí hay prácticas, aquí nóminas; luego debe haber multas. Utique replicó el notario. Pues mirad ahí, por sí mismo prosiguió el honrado alguacil , la pierna de palo del soldado Cigarral, curado de golpe y por persona que no tiene ni puede tener título para ello. ¿Qué es esto, señor?
Puesto respondió Cigarral que ni viene el doctor, ni suena el notario, ni asoma el sacristán, trinidad y compañía la más grave que está al comienzo y cabeza de este pueblo, no hay más que decir, sino que esa persona que autorizadamente marcha, y paso pasito llega, no es ni puede ser menos, y sin ofensa de parte, que el sardesco lucero, jumento principal de don Antonio Gerif, que a esta hora y cotidianamente pasa, en conserva de algún sirviente, por regalos, frutas y flores de la huerta que el rico Antón posee con tantos jardines allá en el río.
Palabra del Dia
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