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Actualizado: 26 de julio de 2025


En segundo lugar, la duda, como si dijera: ¿será posible? En tercer lugar, la certeza, concretada en estas frases: ¡ciertos son los toros! Ramón es un atrevido. Después de pensarlo, continuó señá Rosa: Usted podría resfriarse, pasando del calor de su cama al aire. Más vale que se quede usted quieto, y sea yo la que diga al tal chicharra, que si se quiere divertir, que compre una mona.

337 Hay gauchos que presumen de tener damas; no digo que presumen, pero se alaban, y a lo mejor los dejan tocando tablas. 338 Se secretiaron las hembras, y yo ya me encocoré; volié la anca y le grité: ¡dejá de cantar- chicharra! Y de un tajo a la guitarra tuitas las cuerdas corté.

Con esto, amiga de chismes, de meterse en líos y enredar a la gente; caminaba con desgaire atroz, a la manera del papagallo, los pies atravesados y a pasos menudos; su voz era chillona y de timbre antipático, tan estridente, que se metía en el oído y allí se estaba vibrando sobre el tímpano, como insufrible chicharra, hasta total aturdimiento... ¿He dicho que se comía las uñas? ¿? pues, ya está hecho el retrato de la señorita Angela Esteven.

El sol soslayaba la tierra con rayos tibios, como el suave calor de un incendio que se inicia; pero que anunciaban para más tarde la alta temperatura propia de la estación y de un día sin nubes que la aplacaran. Comprendiéndolo así, Baldomero contestó al saludo de Melchor, que elogiaba la mañana, diciéndole: Ahora está lindo; pero «hoy va a cantar la chicharra», ¿y esos hombres?...

Buenos días, mi ruiseñor dijo Stein, que al oírla había salido al patio. Por vía del ruiseñor, ¡ehe, ehe, ehe, ehe! gruñía y tosía Momo , ¡ruiseñor y es la chicharra más cansada que ha criado el estío!, ¡ehe, ehe, ehe, ehe! Ven, María prosiguió Stein , ven a escribir y a leer los versos que traduje ayer. ¿No te gustaron?

ó con alguno de los modernos otra frase equivalente en menos rancio castellano, cuando llegaba el impertinente tábano, que le hacía girar como las aspas de un molino para defenderse de sus iras, ó cantaba á su lado la chicharra, ó se punzaba las asentaderas con alguna zarza traidora, ó caía una lagartija sobre la más sentimental y pastoril de las estrofas de su libro.

Palabra del Dia

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