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Actualizado: 20 de julio de 2025


Enemigo do asonadas tumultuosas, había tomado sus medidas para impedir la procesión. Una parte del pueblo se agolpó junto á su casa en la noche del 17, atronando toda la calle con espantosa cencerrada. ¡Serenata á Morillo! dijo Calleja saliendo de la Fontana y reuniendo toda la gente dispuesta para el caso que por allí pasaba. No sabemos por donde vino; pero allí estaba Tres Pesetas.

Los mozos del lugar no prescindieron de la cencerrada que debía darse a don Paco como viudo. El y Juanita la oyeron cómoda y alegremente desde la casa y alcoba de don Paco, donde Juanita estaba ya, sin que hasta la una de la noche los molestase el desvelo que podía causar aquel ruido.

Paco Gómez, fecundo en trazas más que Ulises, había escrito a algunos amigos de León tiempo atrás invitándoles a disponer una cencerrada para cuando Granate y su esposa pasasen por allí. La colonia de Lancia, que es numerosa en León, secundó admirablemente los planes de su paisano. Todo lo tenían preparado. Sin embargo, estos preparativos no hubieran servido de nada sin la traición de Manuel Antonio, que al llegar a Lancia notició secretamente a Paco lo que pasaba.

Hubo proyectos de celebrar su llegada tocando un repique general de campanas, de iluminar las casas y de erigir un arco de triunfo con todos los instrumentos de la orquesta del Circo. El alcalde no consintió en ello y poco faltó para que este cangrejo reaccionario fuese obsequiado con una cencerrada.

Si alguno de los molidos músicos de la cencerrada se atreviese a asomar la cabeza y mirar hacia las ventanas del cacique, vería que, por fanfarronada o por descuido, no estaban cerradas las maderas, y podría distinguir, al través de los visillos y destacándose sobre el fondo de la habitación alumbrada por el quinqué, las cabezas del abogado y de su feroz defensor y seide.

Parece que esto de «música griega» signifique una gran cosa, ¿verdad, Gabriel? Los griegos fueron tan grandes en las artes plásticas y en la poesía, que todo lo que lleva su nombre parece envuelto en un ambiente de belleza indiscutible. Pues no señor; la tal música griega debía ser una cencerrada. La marcha de las artes no ha sido paralela en la vida de la humanidad.

Allá fuera, en la calle, percibió fuerte rumor de gente; luego extraños sonidos que le dejaron yerto. El pobre don Roque no sabía que le estaban dando a aquella hora sus enemigos una regular cencerrada. Estuvo por llamar a la criada, pero temió que tales sonidos fuesen como otras veces imaginarios. Y, en efecto, se confirmó en la idea al escuchar una descarga de campanas que le ensordecieron.

Pero el jefe político de la provincia pensó que era ya hora de oficiar de Neptuno y componer las olas irritadas. Cuando la cencerrada se hallaba en su período álgido, envió a Altavilla a

Aunque en el lugar es uso y costumbre, jamás interrumpida, dar una terrible cencerrada a todo viudo o viuda que contrae segundas nupcias, no dejándolos tranquilos con el resonar de los cencerros en la primera noche del consorcio, Pepita era tan simpática y don Pedro tan venerado y D. Luis tan querido, que no hubo cencerros ni el menor conato de que resonasen aquella noche: caso raro que se registra como tal en los anales del pueblo.

Los violines colaboraban con desafinados instrumentos de metal, uniéndose á esta cencerrada bailable un claxon de automóvil y varios artefactos musicales de reciente invención, que imitaban dos tablones que chocan, un fardo arrastrado por el suelo, una piedra sillar que cae... En un gran óvalo abierto entre las mesas se renovaban incesantemente las parejas de danzarines.

Palabra del Dia

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