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Actualizado: 14 de junio de 2025


Su inteligencia y su voluntad consideradas en , prescindiendo de la creacion, como concebimos á Dios antes del principio del mundo desde toda la eternidad, son ciertamente actividad infinita; y sin embargo en cuanto son puramente inmanentes, no son causalidad, porque no producen nada nuevo en Dios: su inteligencia es un acto puro, infinitamente perfecto, que jamás sufre ni puede sufrir ninguna mudanza; lo mismo debe decirse de su voluntad; luego la inteligencia y la voluntad divina con respecto al mismo Dios, no son actos de causalidad; y aun en cuanto se refieren á los objetos externos, no son causa producente en la realidad, sino con sujecion á la voluntad libre del Criador; de otro modo deberíamos admitir que Dios ha criado el mundo por necesidad.

Y como por otro lado segun hemos visto ya , el primer Ser no conoce las cosas distintas de mismo, sino en cuanto es causa de ellas, tenemos que la representacion de idealidad viene á refundirse en la de causalidad, verificándose en parte el principio de un profundo pensador napolitano, Vico, «la inteligencia solo conoce lo que ella hace

Puesto el no ser solo, vemos evidentemente que no puede comenzar el ser. El principio es pues puramente ontológico: los que apelan á solas razones de experiencia para establecerle ó combatirle, plantean mal la cuestion: la sacan de su verdadero terreno: confunden la noticia de la causalidad con la nocion ó idea de la causalidad.

Pues entonces, no repugnando á Dios la extension, y mucho menos la causalidad de las impresiones, no habria inconveniente en decir que lo que Clarke llama substancias distintas, no son mas que partes, ó si se quiere propiedades, de la substancia infinita.

Los comenzados no pueden haber comenzado, sin la existencia de los no comenzados; luego la existencia de estos les es necesaria para la suya. Luego en la de estos se halla la razon de su existencia comenzada; luego la verdadera causalidad.

Reducido todo á meras apariencias, no queda en lo externo, ni aun el principio de causalidad de la extension subjetiva; el espíritu no la recibe, la da á los objetos.

El entendimiento se ve precisado á decirse de continuo á propio: «no es esto la idea de causalidad; esto es una imágen, una comparacion, una expresion» defendiéndose sin casar de ilusiones que le harian confundir lo particular con lo universal, lo contingente con lo necesario, la apariencia con la realidad.

Continuidad = mas, Espacio = lejos. Analogía = irritada. Pues que por la irritacion observada en otros casos, se infiere la del presente; y además se conoce la irritacion, por lo que nos sucede cuando nos molestan. Motivo y fin = por temor de que irritada etc, etc. Causalidad = no hiciese daño. Moralidad = el no dañar á otros.

Para que se comprenda mejor la dificultad que milita contra la demostracion anterior, observaré que para los que no admiten el principio de causalidad, no es imposible que comience cualquiera cosa, en cualquiera momento, sin ninguna causa.

Mas no se crea que intente desterrar esta cuestion del dominio de la filosofía; opino que las dificultades aunque son muchas y espinosas, permiten sin embargo conjeturas bastante probables. Me explicaré. Una cosa puede representarse á si misma; esta representacion es la que llamo de identidad. Una causa puede representar á sus efectos; esto entiendo por representacion de causalidad.

Palabra del Dia

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