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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Á Dios gracias logro escaparme de aquel nuevo Pandemonio. Por fin, ya respiro el aire fresco y desembarazado de la calle; ya no hay necios, ya no hay castellanos viejos á mi alrededor.
El mancebo, venciendo por su riqueza a cuantos le rodeaban, sobresalía por su gentil estatura, descollando sobre los más aventajados en todo lo alto de la cabeza. A este propósito llegaba nuestro estropeado a la puerta, y allí encontró dos castellanos que así hablaban: No hay duda, amigo Juan, sino que esta zambra tiene más apariencia que lo usual y ordinario.
Los naturales no alcanzando a pronunciar bien el mizmiz de los castellanos, los llamaron michitus.
Recordando esta circunstancia, y que Galicia formó desde luego con Castilla parte integrante del Estado, no parecerá extraño que los primeros poetas castellanos empleasen un dialecto preferible al provenzal por su afinidad con el suyo, y más perfecto é importante que el último.
¡Tú bañado en el rocío de los placeres, y tu amigo cubierto de polvo y sudor en la frontera! ¡Tú vencido por una mujer, y tu amigo triunfando de los castellanos! Cuando me arranqué de tu lado para la alcaldía de Zahara , me prometiste venirte a mí antes de la luna de Zefar , y dos meses han volado sin verte.
La insurrección de Vizcaya no inquietaba; el carlismo aragonés veía fracasar su intento en Santa Cruz de Nogueras, y los castellanos parecían difíciles de arrastrar; mas ya había fatales indicios de que la lucha sería ruda.
Un barbudo estudiante díjome ayer que, desde que él viene a las escuelas, no tiene memoria de otro nuevo que haya escapado a los gargajos.» Luego agregaba: «¿Os acordáis, madre, de aquel capitán Antonio de Quiñones, que iba a nuestra casa? A ése le vi en Castellanos y quiso llevarme consigo a perseguir corsarios.
Aquellas hermosas arboledas de la playa del Pisuerga, que me parecieron un prodigioso esfuerzo progresista en Valladolid, contribuyeron á probarme la tenacidad de los viciosos hábitos españoles. Es inexplicable el odio que los castellanos profesan á la naturaleza en sus mas simpáticas y atractivas manifestaciones.
En las paredes del salón como desusada maravilla, colgó Juan cuatro platos castellanos, de los que los conquistadores españoles embutían en las torres.
Posible será que los castellanos, navegando siempre hacia el Occidente por ese mar recién descubierto se alejen cada vez más de la India. Y posible será que los portugueses yendo siempre en dirección contraria a la que el sol sigue, no aporten jamás a las regiones visitadas ya por Colón, Cortés y Balboa.
Palabra del Dia
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