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Actualizado: 10 de julio de 2025


Cincuenta francos entregados á tiempo realizaron el milagro de procurarle un pedazo de cartón numerado, cuya conquista representaba, para muchos, días enteros de espera. Es para hoy mismo dijo á su camarada . Debes salir en el tren de esta noche. El equipaje no exigió grandes preparativos. Los trenes se negaban á admitir otros bultos que los que llevaban á mano los viajeros.

Debo recitar al mismo tiempo una oración en italiano, una súplica muy bonita á los tres reyes, casi una romanza, que dice... que dice... No pudiendo acordarse, abrió su bolso de mano. En el monedero guardaba la plegaria, escrita con lápiz detrás de un cartón del Casino de los que sirven para anotar las jugadas.

Parecen harapos petrificados, tan adheridos a su encierro, que hay que extraerlos a puro hachazo... Las aves, puestas en estantes, las creería usted de cartón piedra, como las que se exhíben en las cenas de los teatros.

Hechas estas reflexiones y otras por el mismo orden, que, se omiten aquí para evitar prolijidad, Poldy, escribió una extensa carta, en papel muy fino para que abultase poco; tomó un retrato suyo, sin cartón, en el cual retrato estaba ella descotada y lindísima en su elegante traje de baile; lo incluyó todo en un sobre con fuerte forro de tela que cerró y selló con lacre; escribió encima: al incógnito poeta indio; agujereó la carta con un punzón; pasó una fuerte cinta al través del agujero; y así preparado todo, lo colgó al cuello de la cigüeña como si fuese la insignia de comendador de cualquiera ilustre Orden.

Habíase acostumbrado Feijoo a la amplitud desnuda de sus habitaciones, a las grandes vidrieras, a la altura de techos, y no podía vivir en estas casas de cartón del Madrid moderno. Su domicilio tenía algo de convento, y su vecino en el segundo de la izquierda era un arqueólogo, poseedor de colecciones maravillosas.

La lleva ahí como un triunfador romano a una esclava... detrás del carro de su gloria.... Don Víctor se embrollaba en estas alegorías, pero lo cierto era que él se figuraba a don Fermín de Pas, en medio de la procesión, y de pie en un carro de cartón, como él había visto entrar al barítono en el escenario del Real, una noche que cantaba el Poliuto. Don Álvaro no fingía su buen humor.

Sobre esta se elevaba un montón de cosas revueltas, en cuya ingente masa podían distinguirse cajas de sombreros y cajas de sobres estropeados, libros, líos de ropa, un álbum de retratos, un Diccionario de la Lengua Castellana y un caballo de cartón.

Todos se sentían dominados por un optimismo meridional. Las lenguas de fuego comenzaban a salir del interior de la falla, lamiendo la ropa de los monigotes. ¡Bravooo...! ¡Vítooor! Nadie pensaba que aquello era madera y cartón.

Volvió con Milagros a tiendas al día siguiente, con ánimo de no entrar en la de Sobrino, donde la gran tentación estaba; pero el Demonio arregló las cosas para que fueran, y he aquí que aparecen otra vez sobre el mostrador las cajas blancas, aquellas arcas de satinado cartón donde se archivan los sueños de las damas. El dependiente las sacaba una por una, formando negra pila.

Otro día sacarían loza, imágenes, y caballos de cartón de los que daban, a partir ganancias, en la fábrica de la calle del Carnero. Largamente hablaron ambas de su negocio, y se alababan recíprocamente, porque si Cuarto e kilo era de lo que no hay para la adquisición de género por gruesas, a la otra nadie aventajaba en salero y malicia para la venta al menudeo.

Palabra del Dia

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