United States or Sri Lanka ? Vote for the TOP Country of the Week !


Un naranjero, que con su comercio portátil de naranjas, cacahuetes y caramelos largos, se había acercado al lugar de la pelea, aseguró haber visto al matador saltar la tapia de una corraliza inmediata a las huertecillas de coles y acelgas que rodean el arroyo. Fundada era la declaración del naranjero.

¿En toda la tarde no se ha acercado nadie al chico? Nadie. , mujer interrumpió Vicenta. Le ha dado un beso esa prendera que conocen los señoritos, que se llama D.ª Rafaela. Le besó y le regaló unos caramelos. Pensé que la señorita hablaba sólo de hombres replicó la niñera. Carlota guardó silencio de nuevo y meditó. Está bien dijo al cabo.

Ya tienes otro siete en los calzones que te remendé ayer. ¿Qué has hecho de la perra gorda? ¿Te has comprado más caramelos en la cantina?... Pero mire usted, don Isidro, ¡qué sucio y qué hermoso! ¡Guarro!... ¡Cochinote!... ¡Ham!... ¡ham! Deja que te muerda esos hocicos de cerdo de leche.

A don Pascual le bastó con una que ella le dio con fineza, porque como don Pascual no tenía dientes, no la podía roer ni mascar y la tuvo hora y media en la boca, tratando en balde de ablandarla, y recordando que sin duda por eso, así como por su baratura, se llaman las castañas pilongas caramelos de cadete.

En estos armarios se guardaba una razonable cantidad de caramelos, rosquillas bañadas, suspiros, magdalenas, almendrados, y sobre todo, las alabadas crucetas y famosísimas tabletas cuyo renombre habrá alcanzado seguramente los oídos de nuestros lectores. Todo de la más remota antigüedad.

Qué causas ni qué.... Baje usted la cabeza.... Así.... Aunque estamos solos no quiero gritar mucho.... Agarrado don Eugenio al montecristo de su compañero, le explicó desde cerca algo que las alas del nordeste se llevaron aprisa, con estridente y burlón silbido. ¡Caramelos! rugió el arcipreste, sin que se le ocurriese una sola palabra más.

Hasta ahora es usted, D. Félix, el primer galán que se ha acercado á nosotras, y aunque nos ha regalado con caramelos, no he visto que nos convidase á bailar replicó Flora con desenvoltura.

No se hacía de rogar el Pituso. Empezaba a ser descarado. Jacinta sacó un paquetito de caramelos, y él, con ese instinto de los golosos, se abalanzó a ver lo que la señora sacaba de aquellos papeles. Cuando Jacinta le puso un caramelo dentro de la boca, Juanín se reía de gusto. «¿Cómo se dicele preguntó Izquierdo.