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Si la caprichosa albúmina fabrica un ataúd, la muerte está cerca. El santo ha perdido mucho tiempo la noche anterior recorriendo á la calladita las casas para dejar juguetes en los zapatos de los chicos; después ha puesto ramos en las ventanas de las mozas; y como éstas son tantas y no es prudente desenojar á ninguna de ellas, el primo de Jesús llega un poco tarde á la iglesia.

La perspicaz, la sabia y experimentada señora de Jáuregui dijo más de una vez a su sobrino: «¡Qué trabajadora es tu mujer! Siempre que vengo aquí me la encuentro planchando o lavando. Francamente, no creí... Te ayudará, te ayudará. Y luego tan calladita... Hay días que no le oigo el metal de voz».

Lo había previsto yo. No crea usted que me coge de nuevo. ¡Casita y todo!... ¡Cuánta infamia! ¿Y no siente usted remordimientos? Cualquier persona que tuviera alma estaría en tal caso llena de tribulación... pero usted tan fresca. Yo lo siento... lo siento... Quisiera que eso no hubiera pasado. Eso, que no hubiera pasado el lance, para continuar pecando a la calladita. Y siga el fandango.

¡Qué bien se está aquí! dijo Pablo . A veces suele salir una corriente de aire por esa gruta; pero hoy no siento nada. Lo que se siente es el gorgoteo del agua allá dentro en las entrañas de la Trascava. Calladita está hoy observó la Nela . ¿Quieres echarte? Pues mira que has tenido una buena idea.

«En Villaverde dicen sus hijos no se hace política». Y se hace, pero por debajo cuerda, a la calladita, de modo vergonzante, sin riesgos ni peligros, sin temor de verse derrotados y blanco de odios, rencores y venganzas.

Quite usted, quite usted... Eso lo dice por disimular. ¡Sabe Dios las misericordias que usted, a la calladita, habrá hecho en este mundo, con esta misma Mauricia tal vez...! Y ahora me las quiere colgar a . ¡Yo!... ¡Jesús! No digo que no tenga yo también algunas buenas obras en mi cuentecita del cielo; ¡pero compararme con usted...! Calle por Dios, señora.

El corazón le decía, como él dice las cosas, a la calladita, que Fortunata le había de querer de firme; y esperaba con paciencia el cumplimiento de esta dulce profecía.