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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Por último, al hablar de nuestro satélite la luna, hizo observar que el tiempo de su revolución alrededor de la tierra iba disminuyendo sensiblemente, lo cual indica que su órbita se va estrechando. Esto, en opinión del orador, daría por resultado más tarde o más temprano que la luna caería sobre la tierra, y ambas se harían pedazos.
Lo que más le irritaba era que su conciencia le envolvía a él también en el general desprecio.... «Todo era pequeño, asqueroso, bajo... y él como todo». «¿Y lo que había dicho el médico? Ubi irritatio... es decir que Ana caería en brazos de don Álvaro... ¡que era fatal aquella caída!... Y tanto misticismo, y tanto hermano mayor del alma... ¿para qué había servido?
No puedo decirte más que una cosa: Marta es una criatura delicada, tierna e impresionable; jamás podría resistir al torrente de penas y de tormentos que caería sobre ella: se doblaría como una frágil caña al primer soplo de la tormenta. ¿De qué me serviría tener que llevarla al cementerio pocos años después de nuestro matrimonio?
El hierro era la sangre de Bilbao, el aire de sus pulmones, y al faltar de repente, caería la villa ostentosa con repentina muerte, desaparecería, como el decorado de una comedia de magia, aquella riqueza creada de la noche á la mañana, que era para la masa infeliz una opulencia insultante.
Desde los tiempos de David, el pastorzuelo descalzo, matando de una pedrada al desaforado gigante vestido de bronce, la humanidad gustaba de estas historias. La pistola era un arma caprichosa, más dúctil que otras á las soluciones absurdas de la fatalidad. ¿No caería él, con toda su maestría, bajo el primer tiro del pobre teniente?...
Y en uno de estos choques caería con las alas rotas para siempre, y el mar de la vida tragaría su cuerpo con la misma indiferencia que había sorbido antes á las numerosas víctimas de ella. Contempló Robledo después á sus amigos y se vió á sí mismo en una forma igualmente animal.
Cierto que estaba paralítico y no podía tomar venganza por su mano; pero ¿no se le ocurrirían a aquel hombre tan altivo y puntilloso medios de volver el mal que le causaran? Ella caería entre las ruinas, pero caería con gusto si el traidor pagaba de algún modo su perfidia.
Que por tanto, si le amaban, tomasen luego las armas, y con el valor, y con el brazo fuerte, sostuviesen en pie su culto, que de otra suerte caería presto por tierra.
Una tarde, al despedirse, le dijo: «¿Sabe usted que el sombrero Florián no me va bien? A usted le caería perfectamente. Se lo voy a mandar». Y se lo mandó. Otro día hablaron de vestidos, con más calor. «El de pelo de cabra, que tengo a medio hacer no me gusta. Se lo enviaré mañana... Como usted ha de ir forzosamente a baños con su marido, puede usarlo allá... No, no me lo agradezca usted.
No pensaba, no quería pensar nunca más en la hija de Don Alonso a quien él creía haber dado muerte la noche antes. Pero la conciencia le venía repitiendo que si se llegaba a descubrir el cuerpo de Gonzalo San Vicente la justicia caería, de fijo, sobre Pedro, creyéndole el matador de su hermano y de Beatriz. Un inocente sería condenado en su lugar.
Palabra del Dia
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