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Á fe mía, Chandos, dijo el príncipe mientras cabalgaba junto al canciller por las estrechas y tortuosas calles de la ciudad, camino del palenque; bien quisiera yo romper una lanza en estas justas, suponiendo que los jueces de campo no me creyesen indigno de alternar con tan famosos campeones.

Una hora después de esta conversación, la tía María caminaba de vuelta al convento, sin haber logrado que el huraño y obstinado catalán accediese a trasladarse a él. Cabalgaba la buena anciana en la insigne Golondrina, decana apacible del gremio borrical de la comarca.

Sobre la grupa de su caballo veíase un saco que contenía, entre otras cosas, los cinco mil ducados que pagara por su rescate Don Diego de Álvarez. Inútil es decir que era el jinete nuestro jovial amigo Tristán de Horla, elevado recientemente á la dignidad de escudero de Sir Roger de Clinton, señor de Munster, á cuyo lado cabalgaba en aquel momento.

Á principios de Febrero, tres días después de la llegada del barón de Morel y su Guardia Blanca á Dax, recibió el ejército inglés la orden de marcha en dirección á Roncesvalles. Orgulloso en verdad cabalgaba el barón á la cabeza de su gente, armado de punta en blanco y seguido de Roger, Simón y Reno, portando este último el estandarte del famoso guerrero.

La Reina Doña Leonor, muy bizarra y lujosamente vestida y tocada, cabalgaba a la derecha del Rey. Les seguían y lo circundaban las principales damas de la corte y muchos egregios personajes del reino, ilustres por su nacimiento o por armas y letras. El hermano Tiburcio, convertido en escudero o doncel, era un prodigio para enterarse de todo a escape.

Y no se engañaba en esto tampoco el cojo soldado, pues saltando quien cabalgaba en el rucio, así le decía, entregándole algo de vianda y algunos otros regalillos, que para entretenimiento de los dientes le sacó de los serones que adornaban al rucio; regalillos que bien pudieran despertar el paladar de un penitente, no que de hombre tan apetitoso como el soldado.

Y aun haré cuenta que voy caballero sobre el caballo Pegaso, o sobre la cebra o alfana en que cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aún hasta ahora yace encantado en la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto.

Y en el firmamento apacible cabalgaba una nubecilla blanca y graciosa que parecía una vela marina hinchada por el viento...; ¿si sería un barco?... Carmen quedó absorta en una deliciosa meditación. Estaba abrochando los botones del peinador y volvió a mirar hacia el espejito, donde ahora se reflejaban sus dos manos nacarinas ajustando la tela sobre el pecho. Y en esto llamaron a su puerta.

Los que dormían se revolvieron en sus toscos lechos para soñar en la juventud, en el amor y en la vida. Campesinos de tosca cara y ansiosos buscadores de oro, ya en el trabajo, cesaron en sus faenas y se apoyaron en sus picos para escuchar a este romántico aventurero que, destacando a la luz de la rosada aurora, cabalgaba al paso castellano.

Norbury era un joven alto y seco, que cabalgaba erguido y sin mirar á derecha ni izquierda, como muy conocedor de la ciudad, donde ya había estado pocos años antes; pero Gualtero y Roger, llenos de curiosidad, lo escudriñaban todo, paseantes, calles, edificios y blasones, llamándose mutuamente la atención á cada instante hacia cuanto les rodeaba.