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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Sólo de brujos y brujas, si hemos de creer á Michelet, en Tréveris quemaron siete mil; pocos menos en Tolosa de Francia; en Ginebra quinientos en tres meses; en Wurtzburgo, ochocientos de una sola hornada, y mil quinientos en Bamberg. Convengamos en que jamás hubo en España tan espléndidas y colosales chamusquinas.

Bueno. ¿Qué hacer? decía en voz baja el presidente, furiosísimo . Es una verdadera imbécil: la arrastran al paraíso y no quiere ir... Creo que debían examinarse sus facultades mentales dijo su vecino de la izquierda . En la Edad Media, los tribunales condenaban a la hoguera a mujeres que no tenían nada de brujas, sino que eran simplemente histéricas.

No era posible, pensaba ella, que el sereno le hubiera dicho la verdad. ¿Estaba aquel sitio habitado por seres de este mundo? De noche, y en aquella lobreguez, parecía la profundidad de un barranco, de esos que escogen para sus conventículos los duendes y las brujas.

Hablo del Montecristo: hablo de ese libro terrible, que hace de este mundo un sopor, una cueva encantada, un brevaje oriental, una bellísima diablura. Ciertas gentes se han empeñado en hacer ver que la diablura puede ser bella, que las brujas pueden ser artistas.

Nadie lo quería alquilar, porque tenía fama de estar habitado por brujas, y los alcobendanos decían que allí se aparecían de noche las irritadas sombras de los Cantarranas difuntos. El coto no tenía más que catorce árboles, y esos malos.

Venga el ganao y venga ello gordo, que lo demás importa dos bisanes. No, pus lo que es gordo, por decir gordo, ya viene gordo añade otro convecino que no tiene la mayor facilidad para expresar lo poquísimo que se le alcanza. No digo yo otro tanto le replica un espectador de enfrente; ahí va la mi Leona, que paez que la han chupao las brujas.

Impidiendo o prohibiendo la cultura intelectual y la tolerancia, que es la cultura moral, las iglesias cristianas que llevaban en el cielo y el infierno, la civilización y la barbarie, suprimieron las posibilidades mentales para las partes superiores de sus propias doctrinas, y éstas quedaron incomprendidas, en letra muerta, mientras eran letra viva las partes inferiores durante los diez siglos de la era precientífica, en los que la civilización cristiana, con infierno y diablos, brujas, duendes, hechicheros y magos, íncubos, sucubos, silfos, gnomos, etc. con servidumbre, esclavitud y torturas, no se distinguía de la judía o la musulmana sino por su mayor ferocidad.

La via que gira por las campiñas occidentales de Flándes es poco interesante relativamente, si bien es mucho ménos monótona que la de Brusélas á Ostende, por Gante y Brujas. Donde quiera se abre sobre la vastísima llanura un inmenso horizonte, y el terreno carece de inflexiones perceptibles.

Seguramente la venerable hechicera había oído también el grito del Sr. Dimmesdale y creyó que era, con la multitud de sus ecos y repercusiones, el clamor de los demonios y de las brujas nocturnas con quienes, como es sabido, tenía la costumbre de hacer excursiones á la selva.

En resumen, la mulata Jacinta fué condenada á «salir con coroza blanca, á sufrir doscientos azotes y diez años de destierro», siendo de suponer que no le quedarían ganas de consultar con más brujas, ni de hacer más averiguaciones para atraer al fementido esposo.

Palabra del Dia

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