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Actualizado: 19 de junio de 2025
Adviértase que solo digo que no es exacto; porque en efecto creo que en el fondo es verdadero, pero mezclado con alguna inexactitud. Para manifestarlo examinemos el valor de la demostracion que se da en casos semejantes. En forma de diálogo las razones, las contestaciones y las réplicas se presentarán con mas claridad y viveza. Supongamos que uno niega este axioma. El todo es mayor que la parte.
Tía María, ¿quién piensa en amores? respondió don Modesto, en cuya calma y tranquila existencia no se había realizado el eterno, clásico, pero invariable axioma de la inseparable alianza de Marte y Cupido . ¿Quién piensa en amores repitió don Modesto en el mismo tono en que hubiese dicho: ¿quién piensa en jugar a la billarda o en remontar un pandero?
Cuando sonreía á un liberal, malo. Este axioma cortesano tuvo gran boga del 20 al 23. Aquella noche estaba con Coletilla, su perro favorito. Sentados junto á una mesa el uno frente al otro, tenían delante unos papeles, que sin duda eran cosa importante por la atención con que los leían y anotaban y por la actitud satisfecha con que el Rey celebraba lo que allí estaba escrito.
Entre tanto el axioma sirve admirablemente para cimentar un raciocinio extravagante, dar peso á un juicio disparatado, ó desvanecer una dificultad apremiadora: y cuando se ofrecen al espíritu dudas sobre la verdad de lo que se defiende, cuando se teme que el edificio no venga al suelo con fragorosa ruina, se dice á sí mismo el espíritu: «no, no hay peligro; el cimiento es firme; es un axioma, y un axioma es un principio de eterna verdad.»
Aprendí el valor castellano de los modismos locales con que se alimentaban y entretejían las conversaciones de la tertulia, y el roce obligado y continuo con ellas me dio el conocimiento que me faltaba de las materias «conversables». Y ya estaba hecho el milagro; porque sabido y de sentido común es que no hay cosa que nos interese mientras la desconozcamos; y como corolario de este axioma, que, por mínima que ella sea, nos resulta interesante en cuanto la conocemos.
El axioma capital de esta ciencia sublime será que la inteligencia infinita no es el término último, sino el principio de las cosas, sin dejar por eso de ser su fin y el centro hacia donde gravitan, y el punto en donde sus discordias hallan paz, y su agitación reposo, y solución sus contradicciones, y unidad perfecta sus calidades y condiciones diferentes.
No es un axioma porque el predicado no está contenido en la idea del sujeto; no es una proposicion demostrable porque toda demostracion estriba en principios evidentes y consiste en deducir de los mismos una consecuencia evidentemente enlazada con ellos; lo que no puede tener lugar si no se presupone la legitimidad de la evidencia, es decir, lo mismo que es objeto de la demostracion.
Quien las compare como es debido, no necesitará demostracion, lo verá por intuicion; lo que constituye el carácter del axioma. Así sustituyendo en vez de efecto su significado, diria: «No hay cosa causada sin ser causada:» lo que es mucha verdad, pero de nada sirve. El sentido pues, es el siguiente: «Todo lo que pasa del no ser al ser, necesita algo distinto de sí, que produzca este tránsito.»
Todo este artículo supone y prueba el axioma que Hipócrates opuso á los errores de la terapéutica, y que le valió el nombre de padre de la medicina: Natura morborum medicatrix. Este principio solo puede ejercer su supremacía en el método homeopático basado en la ley de los semejantes, y que establece la relacion de la enfermedad con el medicamento.
Ello es, don Federico, que barbas mayores quitan menores y el primer lugar compete a quien compete. ¿Tan mal le sabrá a usted que le quieran, señor mío? No por cierto, que estamos de acuerdo en aquel axioma que usted tanto repite, amor no dice basta. Pero... tía María, en querer siempre he sido mejor donador, que no recaudador. Eso no habla conmigo exclamó con viveza la buena mujer.
Palabra del Dia
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