Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
Atrevióse el inglés, de engaño armado Porque al león de España vió en el nido, Las uñas en el ámbar, y vestido, 1065 En vez de pieles, del tusón dorado. Con débil caña, no con fresno herrado, Vió á Marte en forma de español Cupido, Volar y herir en el jinete, herido Del acicate en púrpura bañado. 1070
Tiene razón esta señora atreviose a decir la dama, sin apartar sus ojos de ella . Dejémonos de cumplidos y hablemos del asunto que me trae aquí. Estoy a las órdenes de la señora marquesa dijo don Santiago Núñez haciendo una cortesía. Pero la marquesa no empezaba a hablar, ni concluía de mirar a la Esfinge. Era indudable que la presencia de ésta la contrariaba tanto como la sorprendía.
Porque la deshonesta y atrevida Leonela, después que vio que el proceder de su ama no era el que solía, atrevióse a entrar y poner dentro de casa a su amante, confiada que, aunque su señora le viese, no había de osar descubrille; que este daño acarrean, entre otros, los pecados de las señoras: que se hacen esclavas de sus mesmas criadas y se obligan a encubrirles sus deshonestidades y vilezas, como aconteció con Camila; que, aunque vio una y muchas veces que su Leonela estaba con su galán en un aposento de su casa, no sólo no la osaba reñir, mas dábale lugar a que lo encerrase, y quitábale todos los estorbos, para que no fuese visto de su marido.
La verdad, tú te precipitaste; y en cuanto al parecido... Hablando con franqueza, hija; no se parece nada, pero nada». Era lo que le quedaba por oír a Jacinta. «Pero usted... ¡por la Virgen santísima! también... atreviose a decir cuando el espanto se lo permitió , también usted creyó...».
La mejoría se acentuó tanto, que D. Evaristo atreviose a salir de noche, y lo primero que hizo fue ir en busca de Juan Pablo. No le encontró en el Suizo Viejo. Allí estaban Villalonga, Juanito Santa Cruz, Zalamero, Severiano Rodríguez, el médico Moreno Rubio, Sánchez Botín, Joaquín Pez y otros que tenían constituida la más ingeniosa y regocijada peña que en los cafés de Madrid ha existido.
Al poner el pie en la acera, respiró Currita algo más desahogada y atrevióse a mirar a un lado y otro; todo parecía solitario, y tan sólo por la calle del Almirante vio a un hombre que marchaba a lo lejos, con las manos en los bolsillos, silbando la marcha de Pan y Toros.
Un llanto callado, el más sublime de todos los llantos, el llanto de la caridad, que cuando no remedia ni alivia consuela, llorando con el que llora, brotó entonces de sus ojos, y tan sólo al asegurarle una y mil veces que iría con sumo gusto al día siguiente a su casa, atrevióse a añadir con uno de esos brotes del corazón en que aparece la amistad tan santa y tan bella: ¿Quieres otra cosa, Genoveva?... ¿Te puedo servir en algo más? ¡Dímelo!...
Avanzó una mano hasta tocar su hocico babeante, y el animal no hizo movimiento alguno. Entonces atreviose a algo que sumió al público en un silencio palpitante.
A lo lejos, su enemigo Prometeo lamentábase, aherrojado en una peña del Cáucaso. Tales eran las venturas de los dioses. ¿Hubo algún heleno, pastor, sacerdote ó rey que se atreviera á trepar por las pendientes de Olimpo que dominan los altos pastos de las cañadas y las lomas? ¿Atrevióse alguien á poner el pie sobre la cumbre para encontrarse de pronto en presencia de los dioses terribles?
Palabra del Dia
Otros Mirando