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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Un monje fanático, apoderado de Valverde en la Corte de España, no habría hablado con mayor vehemencia y encono... Comprendo, y soy el primero en seguir al señor Caro en ese camino, que es tiempo de poner término a la estéril declamación contra la conquista, que ha dado alimento sin vigor a la literatura americana durante veinticinco años.
Pero mi criado me espera en mi casa, como espera la cuba al catador, llena de vino; mis artículos hechos moneda, mi moneda hecha mosto, se ha apoderado del imbécil como imaginé; y el asturiano ya no es un hombre; es todo verdad. Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y el estar en talla al alcance de la mano.
Todo el mundo está lleno de preocupaciones inicuas; pero más estúpidas que inicuas. La ciencia, que no miente, se ha apoderado de la verdadera, la única ley que hay en el cúmulo de las mentiras seculares: la ley de la lucha por la existencia. »Ocultadla, echad al fuego los libros que la enseñan, si queréis que todavía se crea en vuestras mentiras.
En breve reconoció el capitán del navío francés que el del navío sumergidor era Español, y el del navío sumergido un pirata holandés, el mismo que habia robado á Candido. Con el pirata se hundiéron en el mar las inmensas riquezas de que se habia apoderado el infame, y solo se libertó un carnero.
Pero esta vez me guardé de correr. El instinto de conservación se había apoderado de mí por completo, y me sugirió todos los medios de evadir la justicia. Procuré dar á mis pasos todo el sosiego y compostura posibles. Don Elías, ¿tendrá usted la bondad de decirme?... No oí más. El salto que di fué tan grande, que me separé algunas varas del esbirro.
Y apostaría a que lo he visto este invierno en casa. ¡Dios mío! ¿será uno de los treinta y cuatro? Volveremos a empezar otra vez. Ese mismo día, a las siete y media, Juan fue a buscar al cura al presbiterio, y los dos tomaron el camino del castillo. Hacía un mes que un verdadero ejército de obreros se había apoderado de Longueval; las fondas y tabernas del lugar, ganaban una fortuna.
Todo quedó en el más profundo silencio. Como si un horrible presentimiento se hubiese apoderado de las almas de todos los presentes, oscureciendo el brillo de la fiesta, como la nube oscurece el del sol. Mucha gente se levantó y se salió de la plaza.
El ansia de la riqueza, el delirio de la tierra se había apoderado de él como una pasión deleitosa, la única que honestamente podía tener en su vida monótona, siempre igual, marcándose por la noche hora por hora todo lo que haría al día siguiente. En aquella pasión por la riqueza había algo de contagio matrimonial.
En cualquier caso era un signo de la ansiedad que se había apoderado de su alma ante la inminencia del gran amor. "He prometido a Muñoz una entrevista contigo. A tu casa no puede ni quiere ir, después de las incomprensibles actitudes tuyas. Además, creo que pretende, con todo derecho, saber si en realidad estás dispuesta a cumplir o no con tu palabra.
Juan Montiño, que se había descubierto respetuosamente dejando ver por completo su simpático y bello semblante y su hermosa cabellera rubia, sacó en silencio de un bolsillo de su jubón el brazalete real de que se había apoderado y que en tantas confusiones le había metido, y le entregó á la dama. ¡Ah! exclamó ésta tomándole con ansia.
Palabra del Dia
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