Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de junio de 2025


Al subir por entre rotos muros las empolvadas escaleras del sombrío edificio de las Prisiones, resuenan los pasos del extranjero en el seno de la mole granítica y de ladrillo durísimo, produciendo ecos recónditos que parecen los lamentos de las víctimas un tiempo amontonadas bajo aquellas bóvedas tremendas.

Luminoso éter bañaba la cumbre del Olimpo y jugueteaba en la cabellera de los dioses: nunca perturbó la tormenta el descanso de aquellos dichosos seres, ni lluvia, ni nieve caía sobre la espléndida cúspide. Las nubes amontonadas por Zeus se enrollaban á sus pies, alrededor de los peñascos que formaban el soberbio cimiento de su trono.

En algunos parajes, los troncos están tan juntos que de una á otra ribera no se ve penetrar ni un rayo de sol; del fondo de las hondanadas, los árboles suben como columnas amontonadas para un edificio; luego, al nivel de los bordes, las ramas se extienden ampliamente, cubren la madera con su verdura y se prolongan sobre las tierras cultivadas buscando ávidamente su alimento de aire y de luz.

Y el campanero, sombrío y ceñudo, repetía en alta voz, continuando el curso de sus pensamientos: Y abajo, tantas riquezas que no sirven a nadie... amontonadas por puro orgullo... ¡Ladrones!, ¡ladrones...! Gabriel volvió a pasar los días al lado de Sagrario. Los discípulos se ocultaban cada vez con más empeño en su aislamiento de la torre.

En esta zona intermedia donde las colinas se extienden en largas ondulaciones como las olas en el mar, el suelo está enteramente compuesto de cantos rodados y piedras amontonadas. Todo eso son los restos de la montaña que las aguas han reducido á fragmentos menudos, transportándolos y vertiéndolos en enormes aluviones á la salida de los grandes valles.

Megaterios, mastodontes, tortugas gigantescas, cocodrilos alados, todos esos seres quiméricos se hacinan en el caos espantoso. Hay millares de piedras amontonadas en el desfiladero, y cualquiera de ellas podría servir de cantera y bastar para la construcción de pueblos enteros.

También ahora tiene los ojos abiertos sobre la cabeza gentil de Carmen; pero la niña no juega ni borda en el salón; está en el jardín, hundiendo distraídamente la contera de su sombrilla en las hojas secas amontonadas por los senderos. El ábrego ha saltado brioso al amanecer, y ha despojado a los árboles de sus últimas galas, ya mustias.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando