Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de mayo de 2025


Doña Paula, que entendía a medias palabras, y aun sin necesidad de ellas, ganosa de satisfacer aquel deseo de su hijo, según su política constante, y de satisfacerle de una manera pulcra, intachable en la forma, anticipándose a él, había resuelto tomar la iniciativa y ofrecer a Petra ella misma aquel puesto que la rubia lúbrica tanto ambicionaba. La proposición se hizo aquella tarde.

Juzgué pues, que una historia que de tal modo me había cautivado tenía que embelesar también a mis contemporáneos. Y además, ¿a qué ocultarlo? no era la vanidad del todo ajena a mi propósito: ambicionaba el título de escritor aunque para alcanzarlo hubiese de perder mi fama de hombre de ingenio, como le sucedió a M... aquel consejero de Estado a quien todos ustedes conocen.

Aún no habían llegado aquellos seres a la edad en que se revelan el corazón y la inteligencia, y ya instintivamente ambicionaba que su hijo fuese superior al hermano pegadizo.

Le invadía una inmensa ternura; sólo ambicionaba pasar horas y horas en contacto con aquel cuerpo, estrechándolo fuertemente, cual si quisiera abrirse y encerrar dentro de él a la mujer adorada, como el estuche guarda la joya.

La religiosidad de los americanos, como derivación extremada de la inglesa, no es más que una fuerza auxiliatoria de la legislación penal, que evacuaría su puesto el día que fuera posible dar a la moral utilitaria la autoridad religiosa que ambicionaba darle Stuart Mill. La más elevada cúspide de su moral es la moral de Franklin.

Cierto individuo que ambicionaba el estanco y que servía de agente electoral a un personaje político, logró que para dárselo a él se lo quitaran a don Quintín, el cual al volver una tarde de casa de Carola, deshecho a puras caricias, se encontró sobre el mostrador un oficio en que la Dirección de Rentas Estancadas le desposeía de aquella concesión estanqueril, cambiándosela por otra en los barrios bajos, que seguramente produciría mucho menos.

La caza y el bosque, mientras permanecía en el campo; el resto del año, su regimiento, su caballo, sus armas, la ordenanza escrupulosamente observada y ennoblecida por el entusiasmo del soldado: éstas eran todas sus ocupaciones. Nada ambicionaba, y mostrábase cumplidamente satisfecho con su grado de capitán de caballería.

Y prorrumpió en lamentaciones sin fin, diciendo que el difunto no había cumplido con sus promesas ni con su deber; que ella no ambicionaba nada para , sino pedía lo que de derecho correspondía a aquel inocente, que ninguna culpa tenía de su triste origen.

En fin, me contenté con escribir al señor Laubepin, que mi situación podía hacérseme intolerable, bajo ciertas faces, de un instante á otro, y que ambicionaba ávidamente cualquier empleo, si menos retribuído, más independiente. Desde el día siguiente, me presenté en el castillo, donde el señor de Bevallan me acogió con cordialidad.

Los sueños de ambición y gloria no tardaron en apoderarse completamente de mi cerebro. ¡Cuántos proyectos y castillos en el aire formé recostado en los almohadones de mi carruaje! Riquezas, honores, dignidades, brillantes éxitos de todas clases... Todo lo ambicionaba. A mi juicio, lo merecía todo, y todo me lo concedía, elevándome más y más, conforme avanzaba en el camino.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando