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Ni un rayo del sol penetra bajo aquellas cúpulas sagradas donde vaga el genio de toda una raza, de toda una civilización extinguida.... A la derecha, entre pabellones de yedra y tupidos arbustos y colosales olmos, se destacan las murallas y los torreones de la línea interior de fortificaciones que separaba la Alhambra propiamente dicha de los vastos jardines de la ciudadela.

Pero si vuelve al día siguiente y mira todo aquello, y lo medita para adivinar el pasado que desapareció, se adquiere una idea mejor, y á cada visita se siente que la Alhambra crece en la imaginación y tiene mas y mas encantos.

Ni la Alhambra, ni el Alcázar de Sevilla, ni la Giralda, ni otro monumento de la arquitectura sarracena, revelan en España con tanta energía esa tendencia á lo poético y maravilloso y á lo grande en la sencillez de concepcion y formas, que distinguió las obras de los Moros en la península.

La parte superior de cada muro, desde su altura média hasta los techos artesonados, de yeso estucado ó de madera, reproduce en lo general, con increible profusion, los mismos adornos floridos ó arabescos que hacen el encanto de la Alhambra, repitiéndose siempre las formas de aquellas exquisitas filigranas de yeso, pero sin perder por eso su gracia de contornos, su finura de líneas sorprendente donde quiera, y su viveza de colorido en combinaciones resplandecientes.

El que ha leido las descripciones de Washington Irving, Teófilo Gautier y otros escritores, encuentra la realidad inferior, en el primer momento, y sale de la Alhambra bastante desilusionado.

No he podido estudiar la Alhambra ni otros monumentos como artista, sino bajo su punto de vista social, único que puede estar á mi alcance. Subiendo la alta colina de la izquierda del Darro, por entre callejuelas estrechas, sucias, caprichosas y casi arruinadas, habíamos llegado al pié de la gran puerta monumental que da entrada á la ciudadela ó vastísima fortaleza de la Alhambra.

Un año antes de imprimirse en Valencia la primera parte de las comedias de Lope, apareció en Lisboa el siguiente tomo, hoy bastante raro: «Seis comedias de Lope de Vega Carpio, cuyos nombres de ellas son estos: De la destrucción de Constantinopla. De la fundación de la Alhambra de Granada. Las açañas del Cid y su muerte, con la toma de Valencia. De los amigos enojados y verdadera amistad.

Los entrepaños y lienzos de sus paredes están adornados por el estilo de los de la Alhambra, con trepados y calados arabescos de mérito y detenida egecucion: apesar de los muchos siglos que han transcurrido y de lo que han padecido por las vicisitudes que son consiguientes, se deja ver en ellos gusto, riqueza y hermosura á la par que delicadeza y esmero en el trabajo.

Si se me preguntase cuál es en resúmen mi opinion respecto del palacio de verano, diría, á riesgo de no agradar á los artistas admiradores ni á los españoles que se jactan de un monumento debido á una civilizacion perseguida por la España católica: Lo que resta de la Alhambra, que es una fraccion nomas, es curiosísimo, pero no grande ni noble: es lindo, pero no bello.

Casi todos ellos ocupaban soberbios edificios monumentales con muchas dependencias. ¡Es decir, que toda Salamanca era Universidad, y lo es todavía, y lo será siempre en la mente de las generaciones, como Toledo es su catedral, y Granada su Alhambra, y cada ciudad aquello que le dió vida y grandeza y á cuya sombra amiga nacieron y prosperaron los demás elementos de su esplendor y poderío!