Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de mayo de 2025


Aquí no se tiene idea de lo que es el pueblo español... Yo respondo de él, me atrevo a responder con la cabeza, vaya...». Moreno no vaticinaba; no hacía más que decir: «Por si vienen mal dadas, me voy mañana para Londres». Aquel ricacho soltero alardeaba de carecer en absoluto del sentimiento de la patria, y estaba tan extranjerizado que nada español le parecía bueno.

La situación llegó a ser insostenible: doña Manuela oía sin chistar los ruegos, súplicas y amenazas de su hijo, sin que de sus labios brotaran respuesta dura o frase desapacible, mas tampoco promesa de enmienda. Leocadia alardeaba de rebelde con tal descaro, que su hermano empezó a comprender que la lucha era inútil.

Me refugiaba yo en el recuerdo de Angelina, como en un puerto salvador; me repetía una y mil veces cuanto ella me había dicho, sus palabras más tiernas, sus frases más doloridas, las expresiones que más hondamente habían penetrado en mi corazón, y cuando me creía victorioso y alardeaba de haber triunfado en mismo, la voz de Gabriela, el eco de su piano, el ruido de su falda, el aroma de sus vestidos, cualquiera cosa suya me hacía estremecer, y me sentía débil como un niño, impotente para resistir una mirada, la más indiferente, de sus ojos azules.

Susana, por demasiado convencida de su hermosura, era de condición tan altiva, que se había hecho antipática a todas sus compañeras: Valeria, amargada del abandono y olvido en que vivía, y sin que aquel amargor se convirtiera en envidia, consideraba como un peligro su belleza, no alardeaba de bonita, sentía la incertidumbre de lo por venir, y privada de esperanzas, era humilde.

Cada cual cumple su deber como lo entiende. ¿? Pues date por avisado: al Santo Viático, al granuja que lleva el farolón y a ... os tiro escaleras abajo. ¡Lo veremos! Pepe, sobreponiéndose a su indignación, procuró hablar con calma y, notando la sangre fría de que Tirso alardeaba, quiso mostrar igual serenidad.

Delante de Pepe se contenía cuanto le era posible; pero ya toleraba de mala gana cualquier broma que trascendiese a incredulidad; y como el estado de las cosas por aquel tiempo hacía que todas las conversaciones fuesen a caer en la guerra, y hablar de ésta era hablar del clero, doña Manuela oía con disgusto a su hijo y su marido, cuando el primero alardeaba de republicano y el segundo de progresista a la antigua.

Palabra del Dia

patineras

Otros Mirando