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, lo he medido: ¿tienes ahí el metro...? Pues ven a verlo y te convencerás. El tramoyista emprendió la marcha y Antoñico le siguió. Subieron por la estrecha y frágil escalerilla que conduce a las bambalinas.

¿Qué está usted ahí hablando de grandes cantidades? preguntó Fortunata mirándola con sorpresa, y casi casi echándose a reír. No, si esto no es para que me digas la cifra exacta. Cállatela... haz el favor... que ciertas cosas vale más que se queden dentro. No vayas a creerte que pretendo me entregues a esos capitales para colocártelos... No, ya sabrás manejarte bien...

Avise usted por teléfono que luego iré.... No, diga usted que no voy, que no me esperen á comer. Iré á la noche. ¿Pero, qué hace usted ahí parado, mirándome como un bobo?... ¡Eh, alto! no se vaya usted tan pronto. A ver, ¡que suba el Capi! Llame usted á don Matías. ¡En seguida; listo!... Goicochea salió del despacho temblando, al pensar en el día que le esperaba.

Un excelente observador nos afirma, muy al contrario, haber visto sin ningún género de duda, desde la playa y en lugar seguro, montones de olas más altas que las torres de Nuestra Señora de París y hasta que el mismo Montmartre. Es evidente que se trata de cosas distintas: de ahí la contradicción.

Cuando ya nos acercábamos a Villanueva señalé a lo lejos la carretera, blanquecina que saliendo del pueblo se extiende en línea recta hasta el horizonte. He ahí la carretera de Ormessón.

Francamente, chica, no cómo me miras. Mi destino, hijo, mi destino. Y no me pesa, porque yo tengo acá mi idea, ¿sabes? Santa Cruz no pensó en rogarle que explicara su idea. La suya era esta: «¡Pero qué hermosa estás! ¿Has hecho alguna picardía en el tiempo que ha pasado sin que nos veamos?». Quiero decir: después que volviste con tu marido, ¿no has tenido por ahí algún devaneo...?

»P. S. Ahora acaban de echarme El Imparcial por debajo de la puerta, y veo que reproduce mi artículo, y añade que «no ha podido menos de motivar comentarios muy vivos». »¡Qué terrible es esto, Pepita!» »Pepita: Todas las noches le doy cuerda a mi relojito antes de acostarme. Cuando estaba ahí le daba cuerda a las diez; ahora se la doy a las dos de la madrugada. No te asustes.

«Pues no lleva usted ahí pocas cosas dijo la Petra, cogiendo el libro y hojeándolo rápidamente, con mohines de lectora, aunque más bien deletreaba que leía . ¿Esto qué es? Un libro para llevar cuentas. ¡Cómo me gusta! Marzo, dice aquí, y luego Pe...setas, y luego céntimos. Es mu bonito apuntar aquí todo lo que sale y entra.

Salmón cocido y rosbeef crudo; he ahí el menú. Si queréis un cambio, tomad primero el rosbeef y luego el salmón, si es que no preferís principiar por la eterna compota que cierra la marcha y que hasta ahora no he podido averiguar si pertenece a la familia de las sopas o a la de los postres.

dijo Aparisi poniendo semblante profético ; porque la que se va a armar ahora aquí, será de órdago. Señores, no seamos impresionables indicó el marqués de Casa-Muñoz, que gustaba de dominar las situaciones con mirada alta . Ese buen señor se ha cansado; no era para menos; ha dicho: «ahí queda eso». Yo en su caso habría hecho lo mismo.