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Actualizado: 9 de junio de 2025
Tal era su agilidad en los movimientos, su rapidez y violencia en las acometidas y su instinto maravilloso para secundar y ayudar los intentos, trazas y ardides de su real jinete.
Don Salvador tendió horizontalmente el bastón que llevaba en la mano para señalar una planta, y entonces Fortuna dio un salto por encima del bastón con gran agilidad y luego se quedó sobre sus patas traseras, erguido y grave; volvió a tender su bastón don Salvador y volvió a saltar Fortuna, pero entonces se quedó con las manos apoyadas en el suelo y las patas traseras por el aire.
Sonó una trompeta, soltaron la cuerda, y arrojáronse al vuelo los cinco; pero aún no habrían dado veinte pasos, cuando, con más de seis se les aventajó el recién venido, y a los treinta, ya los llevaba de ventaja más de quince; finalmente, se los dejó a poco más de la mitad del camino, como si fueran estatuas inmovibles, con admiración de todos los circunstantes, especialmente de Sinforosa, que le seguía con la vista, así corriendo como estando quedo, porque la belleza y agilidad del mozo era bastante para llevar tras sí las voluntades, no sólo de los ojos de cuantos le miraban.
La Economía Política pasa a escape, salta de la perogrullada al sofisma con una agilidad portentosa. En esta misma cuestión de si los metales preciosos, el oro y la plata, son mejores que los bueyes para moneda, ocurren dificultades y contradicciones imprevista.
Una tropa de carpinteros manejó incesantemente sus martillos, subiendo y bajando por escalas y cuerdas con agilidad simiesca. Así tuvo el segundo día un taburete en que sentarse, apropiado á su estatura, y una mesa, cuyos tablones, aunque no más anchos que las piezas de un entarimado fino, estaban ensamblados con tal exactitud que apenas si se distinguían las rayas divisorias.
Después de ensayarse un poco contra las paredes, aceptó un pequeño asalto anodino con el señor de Maurescamp. Pusiéronse, pues, frente uno de otro y no fue poca la sorpresa de éste, al encontrarse que aquel pequeño personaje poseía una agilidad, golpe de vista, y alcance de tigre.
Nadie se atreverá, sin duda, a negar a Lesage un espíritu sutil, fino, creador, lleno de agilidad en la forma y de aptitud en la observación, animado de una alegría verbosa y comunicativa y de rasgos adústicos y graciosos; pero no ha puesto ni un solo tipo en la circulación de las creaciones literarias.
Á despecho de la agilidad y soltura con que marchaba, llevaba el corazón oprimido, muy oprimido. Se representaba, aunque vagamente, cosas horrendas. Aquel bandido era muy capaz de abusar de ella y asesinarla. Llegó á Canzana agitado, convulso. Sin pasar por casa del tío Goro á noticiar lo que sabía se dirigió á la del vecino que albergaba á Plutón. Estaba cerrada y todos durmiendo.
Y con esto abandonó el observatorio sin esperar mi respuesta, y salió del gabinete casi batiendo las palmas y con una agilidad desconocida en ella mucho tiempo hacía. Yo me quedé ¿a qué negarlo? haciendo votos porque los barruntos no fallaran; después medité un rato sobre los sucesos que podrían ocurrir aquella noche; y con el esbozo de un plan en la cabeza, dejé mi cuarto y pasé al de mi tío.
Largo tiempo se vio a la tartana maniobrar con una agilidad sorprendente para escapar a las dos escampavías.
Palabra del Dia
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