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Actualizado: 1 de junio de 2025
En ella se queda la desventurada, exclamó poniéndose de pie y dando un hipido el señor Ginés de Sepúlveda, y ya, señora, que veis que de vos tan mal aventurado me aparto, y tan castigado y doliente, acordaos de mí en vuestras oraciones, que puede ser que Dios os oiga, y por vuestro ruego la paz del alma me vuelva que he perdido.
11 Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros erais gentiles en carne, que erais llamados incircuncisión de la que se llama circuncisión en carne, la cual se hace con mano; 12 que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los Pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Acordaos tan sólo de que no debemos tirarnos nunca a fondo; porque el duelo se ha hecho para corregir a los necios, mas no para destruirlos. La elección de armas correspondía en buen derecho al excelente Ayvaz; pero el notario y sus testigos pusieron mala cara al enterarse de que había escogido el sable.
Acordaos de aquella triste pecadora que, transida de pena, desmayada de amor, da consigo a los pies de Jesús y se los lava con sus lágrimas y se los limpia con sus cabellos y se los unge, sin que se escuche una palabra de su boca porque se derrite en fuego de amor. ¡Oh lágrimas derramadas por Dios, y cuánto valéis y cuánto podéis y cuánto acabáis!
Yégof, con el rostro contraído, a la pálida luz de la Luna, empuñando el cetro, con la amplia barba extendida sobre el pecho y los ojos centelleantes, saludaba a cada fantasma con un gesto y lo llamaba por su nombre, diciendo: ¡Salud, Bled; salud, Roug! ¡Y todos vosotros, valientes, salud!... La hora que aguardáis desde hace siglos se acerca; las águilas afilan sus picos, la tierra tiene sed de sangre. ¡Acordaos del Blutfeld!
Entonces Yégof, levantando el dedo hacia el cielo, exclamaba: ¡Oh mujeres! ¡Oh mujeres!... ¡Acordaos!... ¡Acordaos!... La hora se acerca... El espíritu de las tinieblas huye... ¡La antigua raza..., los señores de vuestros señores avanzan como las olas del mar!
El moravo Comenius, adelantándose un siglo á Rousseau, había dicho: «Acordaos de la Naturaleza como en otros tiempos y adoptad su sistema para la educación.» Y dijo el sajón Offmann: «Acordaos de la Naturaleza, adoptando su sistema para la medicina.»
3 Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Acordaos de la romería del Obellayo cuando estos pobretes corrían delante de nosotros como una manada de carneros. Acordaos de ayer noche cuando á estacazo limpio los metimos en sus casas y los dejamos acurrucados en la cocina debajo de las sayas de sus madres y hermanas. Si sois hombres y sabéis tener el palo, no tardarán mucho tiempo en volver el culo. ¡Arrea, Lázaro! ¡Arrea, Firmo!
Acordaos cuando Amán, no solo á nuestros antepasados sino á otros muchos hebreos esparcidos por varias provincias, mandó quitar la vida en el afrentoso suplicio de la horca, i que al fin Dios dispuso de él que fuese colgado en la que tenia preparada para nuestro padre Mardoqueo.
Palabra del Dia
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