Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Yo te diré lo que pasa, hijo mío respondió don José. En primer lugar, ya ves, yo no me puedo mover, y tu madre no se aparta de mí un momento. ¡Si vieses cuánto da que hacer en una casa un hombre como yo, imposibilitado! Pepe no tiene tiempo para nada... y esa pobre, ni siquiera pasea: no tiene quien la acompañe...
Conviene tener un amigo de confianza que nos acompañe al hacer nuestra aparición en la tertulia o sarao, conduciéndonos desde el «toilette», donde hemos dejado nuestro abrigo. Esto es de un efecto seguro, pues sirve para demostrar que estamos solicitadas desde el instante de nuestra llegada.
Es verdad: ella tembló cuando me oyó hablar así, pero eso no le impidió reconocer que podía, que debía esperar. Todavía no he dicho a usted todo lo que medió entre nosotros. Dos días antes de nuestra última entrevista, la acompañé al monte Chesand; bebimos en una fuente; yo después que ella hubo bebido, apuré de su copa el agua que había dejado: me pareció que oprimía sus labios con los míos.
Por otra parte, mi licencia está por terminar y tengo que volver a Berlín. Le pregunto si no podría conseguir una prórroga, pero bien veo que no la quiere: «Echa de menos el círculo...» Todos sabemos lo que es eso. Y, además, tiene que vender sus muebles y que arreglarse con sus acreedores. Vete, pues le digo; y Dios te acompañe, hijo mío.
Bien, pues agradezco a usted mucho el interés que se toma en este asunto, y aprovecho la ocasión para decirle en nombre de Quiñones y en el mío que tiene usted aquí su casa. Al mismo tiempo tiró del cordón de la campanilla y se levantó. Alzose también el barón mascullando las gracias y ofreciéndose. Pepe, acompañe usted al señor barón. Hizo éste una profunda reverencia.
Palabra del Dia
Otros Mirando