United States or Montenegro ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los triunfos de la hermosura y los infiernos de amor, de D. Carlos de Villamayor. Idem 17 de noviembre 1697. Muerte en amor es la ausencia, de D. Antonio Zamora. Idem 30 de julio 1698. Ipodamia Pelope, de D. Sebastián Rejón.

La fama de su hazaña la había precedido a Ica, adonde llegó una mañana, armada de asta y rejón, y abocándose a su marido le dijo: A Lima, señor mío, y a su casa si no quiere usted que haga en su personita otro tanto de lo que hice en la de Vilches, y lo deje tal que no sirva ni para simiente de rábanos.

El de Mesía tembló como azogado, mandó ensillar la mula y, sin chistar ni mistar, obedeció el precepto. Desde entonces ella llevó en la casa los pantalones, y él fué el más fiel de los maridos de que hacen mención las historias sagradas y profanas, como que sabía que le iba la pelleja en el primer tropezón en que lo pillase madama. Mucho cuento es tener por compañera una mujer de asta y rejón.

De todos modos, aunque era muy lucido el papel que Tiburcio hacía, Morsamor se adelantaba en lucimiento y obtenía aplausos mayores. Muy celebrado fue Tiburcio por la serenidad y la destreza con que en una montería a caballo, hirió con su rejón un enorme y espumante jabalí, dejándole muerto.

Supongo, lector, que tienes edad para haber conversado con contemporáneos del virrey Pezuela, y que hablándote de una hija de Eva, esforzada y varonil, les habrás oído esta frase: Es mujer de asta y rejón. ¿Que has oído la frase? Pues entonces allá va el origen de ella, tal cual me ha sido referido por un descendiente de la protagonista.