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Por orden de diez y ocho de Septiembre del año pasado de mill y seisçientos y veinte y ocho, hize mrd. a Diego Velázquez, mi pintor de Cam.ra, de que se le diese por la despensa de mi casa vna raçión cada día en espeçie como la que tienen los Barberos de mi Cam.ra, en consideración de q.e se auia dado por satisfecho de todo lo que se le deuia hasta aquel día de las obras de su ofiçio q.e auia hecho para mi seruiçio, y de todas las q.e adelante hiçiese; y las q.e adelante hiçiere declaro aora en esta orden q. an de ser los retratos originales q. yo le mandare hacer.

La loa ó prologo de la Comedia, que otros llaman introito ó faraute, no es parte de la Comedia, sino distinto y apartado, y asi dire aora lo que del se puede dezir. Al principio de cada Comedia sale un personage á procurar y captar la benevolencia y atencion del auditorio, y esto haze en una de cuatro maneras; comendativamente, encomendando la fábula, historia, poeta ó autor que la representa.

Y rešpondiendo el šummo Pontifice, dixole, Conjurote por el Dios Biviente, que nos digas, ši eres tu el Chrišto^ hijo de Dios. Iešus le dize, Tu [lo] has dicho. Y aun os digo, que dešde aora aveys de ver al Hijo del hombre aššentado

»DON LUIS. En la fiesta passada deprendí el modo de componer un libro: faltame por saber aora el estilo que tengo de seguir en la Comedia. »DOCTOR. Esse punto nos diera en que entender, si el arte tuviera lugar en este siglo.

Los enredos de Benito, de Lope. El lacayo fingido, de Lope. Tres loas de Lope de Vega se han impreso juntas con el título: «Tres loas famosas de Lope de Vega, las mejores que hasta oy han salido. Aora nuevamente impresas en Sevilla por Pedro Gómez de Pastrana a la Carcel Real: año de 1639

Allá van esas comedias: trátalas como sueles; no como es justo, sino como es gusto, que ellas te miran con desprecio y sin temor, como las que passaron ya el peligro de tus silvas, y aora pueden sólo passar el de tus rencores. Si te desagradaren, me holgaré de saber que son buenas; y si no, me vengará de saber que no lo son el dinero que te han de costar

Dešde los dias de Ioan el Baptišta hašta aora

Ni les parezca á los pobres, que por serlo les ha de faltar nada, porque todos los que hasta hoy vinieron por acá, luego que llegaron se vieron ricos, assí de lo necessario, como de gusto de averlos sacado Dios de aquella sujeccion, y cautiverio.» «Aora quisiéramos saber, señores, qué mayorazgos teneis allá de la nacion envidiada, para esperar tantos peligros?

Engañaste, si piensas que recibo Contento de volver á esta penosa, Misera y corta vida, que aora vivo, Que ya me va faltando presurosa; Antes me causas un dolor esquivo, Pues otra vez la muerte rigurosa Triunfará de mi vida y de mi alma, Mi enemigo tendrá doblada palma, El qual con otros del escuro vando, De los que son sujetos á aguardarte, Está con rabia en torno, aqui esperando A que acabe, Marquino, de informarte Del lamentable fin, del mal nefando, Que de Numancia puedo asegurarte, La qual acabará á las mismas manos De los que son á ella mas cercanos.

Pues siendo esto asi, y teniendo V. Mgd. tan preciosa necesidad de hazer guerra á los enemigos de la , y apercibirnos para ella, bien se vee quan mal aparejo es para las armas el uso tan ordinario de las comedias que aora se representan en España.