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Carta sin fecha: «No hay acá cosa nueva mas de que el gran Morales vino, y anoche estaban Pastrana, etc., la Señora Josefa Vaca descolorida y menos arrepentida. Hiciéronles bayles, vilos desde la calle por la reja, y habiendo dicho Victor, respondió dentro Pastrana: Esto habiamos de decir nosotros, y llovieron albricias de boca por todo el aposento.

En Zaragoza la hospedaron los Marqueses de los Vélez y el Rey le envió coche y machos para venir a la corte, donde entró a 6 de Diciembre, saliendo a recibirla el Almirante, el Condestable, los Duques de Híjar, Villahermosa, Pastrana y otros grandes, prueba inequívoca de que el Rey la agasajaba.

Hablando con franqueza, Don Diego de Pastrana queda muy por bajo de Valentín, en ser individual y propio. Lo que ocurre en el aquelarre, donde Mefistófeles lleva a Fausto para distraerle, sería en gran parte, no ya impertinente, sino también inconveniente, si el drama fuese sólo drama, y no drama y poema trascendental.

En este coche que les sigue viene el Duque de Pastrana, cabeza de los Silvas, estudioso príncipe y gran señor, con el Marqués de Palacios, mayordomo del Rey y decendiente único de Men Rodríguez de Sanabria, señor de la Puebla de Sanabria, mayordomo mayor del rey don Pedro; el Conde de Grajal, gran señor, y el Conde de Galve, su hermano del Duque, molde de buenos caballeros, y en quien se hallara, si se perdiera , la cortesía.

Los enredos de Benito, de Lope. El lacayo fingido, de Lope. Tres loas de Lope de Vega se han impreso juntas con el título: «Tres loas famosas de Lope de Vega, las mejores que hasta oy han salido. Aora nuevamente impresas en Sevilla por Pedro Gómez de Pastrana a la Carcel Real: año de 1639

A lo cual respondió Sancho: -Vive Dios, señor Caballero de la Triste Figura, que no puedo sufrir ni llevar en paciencia algunas cosas que vuestra merced dice, y que por ellas vengo a imaginar que todo cuanto me dice de caballerías y de alcanzar reinos e imperios, de dar ínsulas y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes, que todo debe de ser cosa de viento y mentira, y todo pastraña, o patraña, o como lo llamáremos.

Desde alli, y no como, fui traido Adonde vi al gran DUQUE DE PASTRANA Mil parabienes dar de bien venido: Y que la fama en la verdad ufana Contaba que agradó con su presencia, Y con su cortesia sobrehumana: Que fue nuevo Alexandro en la excelencia Del dar, que satisfizo á todo quanto Puede mostrar real magnificencia: Colmó de admiracion, llenó de espanto.

Pero eso no prueba nada. Tenéis razón; eso no probaría nada si, después de no haber podido entrar tampoco el duque de Pastrana, ni el de Uceda, á pesar de su oficio de gentileshombres de la cámara del rey, no hubiese salido el duque de Lerma tan risueño y alegre que parecía decir á todo el mundo: ya no tengo enemigos... Dióme lástima, porque en mismo tiene el mayor enemigo Lerma.