United States or Mauritania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los robos, asesinatos y otros escándalos nocturnos se multiplicaban y para remediarlos juzgó oportuno su excelencia promulgar bandos, previniendo que sería aposentado en la cárcel todo el que después de las diez de la noche fuese encontrado en la calle por las comisiones de ronda.

El Marqués es encerrado en la cárcel y condenado á muerte; pero apenas lo sabe Fernando, oculto hasta entonces, se presenta y confiesa que él es el matador; Don Diego acorre también para declarar que es el causante de la deshonra de Doña Ana; y por último, Don Pedro, conocedor ya de los motivos que impulsaron al Marqués á obrar como lo hizo, se empeña en entrar en la cárcel en lugar del inocente acusado.

Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?

Ahora salen... , , ahora salen... Mire V. cómo el coche se aprosima... Vamos a acercarnos un poco pa ver salir el reo. ¡Ya empiezan esos malditos a echar a rempujones la gente! Mire usted, mire V.; ya asoma la comitiva. En efecto, los guardias de orden público hacían esfuerzos para despejar las avenidas de la cárcel. En la muchedumbre se engendró un movimiento tumultuoso de vaivén.

Por lo que a toca, llegué en la misma situación de ánimo que un estudiantillo novel a la cárcel de su colegio, después de haber pasado largas vacaciones con su familia: jurándome a propio no volver a salir de Tablanca solo y por aquel camino, para no caer nuevamente en la mala tentación de escaparme.

Su tío, al saber que el muchacho era exaltado y que la echaba de orador, se puso hecho un veneno, fué á la cárcel, le riñó de lo lindo, y ha roto con él, diciéndole que mientras tenga aquellas ideas no parezca por su casa. Ese hombre es lo más excéntrico ... , señor.

Al punto mandó el rey que traxeran á Zadig á su presencia, y que sacaran de la cárcel á sus dos amigos y la hermosa dama. Postróse el rostro por el suelo Zadig á las plantas del rey y la reyna; pidióles rendidamente perdon por los malos versos que habia compuesto, y habló con tal donayre, tino y agudeza, que los monarcas quisiéron volver á verle: volvió, y gustó mas.

Mucha, muchísima falta le hacía un buen mundo para poner la ropa; pero ya lo compraría más adelante. Tampoco estaba bien de ropa blanca; pero tiempo habría de hacerse un hermoso equipo. Gozosa, daba la última mano a su atavío para salir en busca del hermano. La orden del juez para soltarlo debía de estar ya en las oficinas de la cárcel.

Venía desalentado y cariacontecido, después de recibir en Madrid a su sobrino Fernando VII. Sus compañeros de regencia estaban en la cárcel o en el destierro; y él no sufrió igual suerte, era por su mitra y su apellido.

Al fin, inflexible el alcalde de casa y corte á las súplicas y á las declamaciones, Montiño fué, ó mejor dicho, fué llevado por los alguaciles á la cárcel, donde le arrojaron en un calabozo en que había otros presos. Cuando Montiño oyó crujir las cadenas y rechinar los cerrojos de la puerta, se desmayó.