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Y haciendo aquí un punto final, miremos otra fisonomía de Paris que sea mas consoladora y alegre; visitemos esos sitios que la revolucion gloriosa del 93 ha hecho célebres é inmortales.

Visitemos las tiendas de pieles, y encontrarémos, perfectamente disecados, leones, panteras, tigres, leopardos, hienas, lobos, zorras, castores; en fin, un gabinete de zoología. No he visto ratas; pero no extrañaria alzar la cabeza y darme de hocicos con una enorme culebra boa, puesta en una urna de cristal, á lo largo de un escaparate.

Visitemos un valle frondoso, y entre flores verdes y lozanas, encontremos una flor marchita. ¿Qué arquitectura tiene esa pobre flor? Sin embargo, al mirar la flor seca, no podemos menos de suspirar; aquella flor se mústia como se marchita nuestra vida, como se marchitan nuestras ilusiones, nuestros amores, nuestras esperanzas, nuestros sueños, nuestros delirios.

Lo deseo conde, pero quisiera hablaros sin testigos. Herman, retirate. ?Que es lo que me quiere mi respetable huesped? Quiero hablar sin rodeos: mis canas y mi celo, mi ministerio y mis piadosas intenciones me serviran de disculpa: tambien invoco mi calidad de vecino, aunque nos visitemos muy rara vez.

Durante el éxtasis, ¿quién podrá saber lo que pasó en aquella cabeza? Dios tan solo. #Virgo prudentísima.# Visitemos á los dos huéspedes del cuarto segundo en la noche siguiente á la de su instalación. Prodigioso esfuerzo del genio doméstico de María de la Paz Jesús había podido acomodar dos camas en la habitación alta.

Despues de la revolucion de Febrero, que echó por tierra á Luis Felipe, el Palacio de Luxemburgo abrió sus puertas á Luis Blanc, que explicó allí el socialismo á los obreros. De modo que ha sido alternativamente Palacio de la Monarquía, del Directorio, del Consulado, del Senado, cárcel y cátedra socialista. Visitemos ahora el cuartel de Inválidos. No lo debo ocultar.

La cortesía y el parentesco de familia nos mandan que los visitemos; pero otras razones que tampoco son de olvidar, nos dicen: hay que dormirlo y rumiarlo bien, porque si con el mejor de los deseos que una lleve a esa casa, le dan a una un disgusto gordo por todo pago, ¡zambomba!