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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Surgía del horizonte una barra de sombra que iba rodando vertiginosamente hacia el navío, como una pieza de tela que se desenrolla, obscureciendo al mismo tiempo el cielo y el agua. En esta zona de sombra el mar aparecía erizado de pequeñas puntas, como la superficie de un cepillo. El avance sólo duraba unos minutos.

Volvió el vehículo a sumirse en la penumbra de la arboleda por un camino estrecho y pendiente. La vegetación era más densa, más salvaje, aglomerándose en los declives de barrancos y precipicios. Pasaba el camino de una altura a otra sobre puentes de un solo arco. El ruido del automóvil hacía correr vertiginosamente sobre sus cuatro patas a extraños roedores que tomaban el sol junto a la ruta.

Fundidos así los dos conos, formaron una gigantesca columna, la cual, girando al mismo tiempo vertiginosamente sobre su eje, vino avanzando hacia el valle y llegó a él y le atravesó a lo ancho, tocando casi el suelo con su base y elevando el capitel enorme por encima de los más altos picachos del Este.

Y es porque el alma del público, esa alma que creemos enorme y terrible, es, en el fondo, un alma frágil y movible de mujer. ¿Quién podría medir las miríadas de ideas, de voliciones, de recuerdos, de anhelos, vertiginosamente minúsculos, que cooperan al génesis de una obra literaria?

Talleres aun humeantes y ranchos de pobrerío se diseminaban confusamente, y todo formaba una perspectiva sórdida y ruin. Sobre aquel montón fugitivo de cosas informes y de vida precaria, todo miserablemente pegado a la tierra, flotaba como una armonía la magnificencia triste del ocaso, derramando sombra y paz. El tren penetró vertiginosamente en el arrabal, haciendo temblar el viaducto.

Entonces las monjas giraban vertiginosamente y las arañas se sacudían echando sobre ellas los cirios. Luego, bruscamente, la música paraba y cada monja quedaba tiesa, en actitud grotesca. Todas ellas llevaban hábito descotado y reían como locas; pero al mirarse los brazos desnudos enrojecían tanto, que de los párpados hinchados les brotaban gruesas gotas de sangre.

Palabra del Dia

rigoleto

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