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Actualizado: 27 de junio de 2025
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu [propia] opinión; teme al SE
I quantas veredas se hallan para errar. No hazen unos más, que ponernos en aquellas tablas, razonamientos i coloquios, ya desabridos, ó impertinentes, ya cortesanos, ó argentados, sin otra invencion, ni argumento considerable, desde la primera Scena, hasta la última.
¡Oh, la mística paloma de las pálidas canciones! A través de nausebundas humaredas, por encima de campiñas que atraviesan las veredas, entre el ronco estremecer de los cañones, entre el trueno de las turbas que fatídicas vocean por encima de sepulcros y de alfombras funerarias, suspirando sus plegarias, va esfumándose su vuelo, y se aleja con sus alas de los mundos que pelean y se acerca con sus ansias a las cúpulas del cielo.
No tardó en salir de las huertas y en encontrarse entre olivares y viñedos; pero él huía de los hombres; no quería ver a nadie ni que nadie le viese, y tomó por las menos frecuentadas veredas, dirigiéndose hacia la sierra peñascosa, donde la escasez de capa vegetal no permite el cultivo, donde no hay gente y donde está pelada la tierra o sólo cubierta a trechos de maleza y ásperas jaras, de amargas retamas, de tomillo oloroso y de ruines acebuches, chaparros y quejigos.
El Mozo chalan adelanta hacia los segundones blandiendo la luenga pica con que acucia y guía su vacada por llanos y veredas. Los otros chalanes, en bandería, se ponen a su lado, y la tropa de villanos cerca a los segundones. ¡Para mí, tres! ¡Allá va uno con quien será bastante! ¡No cejes, Gonzalo! ¡Miren estos dientes!.... ¡Rapaz, que me matan!... ¡Acude aquí!.... ¡Para mí, tres!
11 Si dijeren: Ven con nosotros, espiemos a alguno para matarle, acechemos al inocente sin razón; 13 hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; 14 echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una bolsa, 15 hijo mío, no andes en camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas; 16 porque sus pies correrán al mal, e irán presurosos a derramar sangre.
Es un hombre original mi amigo Barragán, ¿no es cierto? Añadan ustedes a esa traza de salteador, que Dios o el diablo le han dado, la manía que siempre ha tenido de caminar de noche y por veredas apartadas, de hacer los viajes a caballo, de pernoctar en las ventas y comer en las tabernas, y comprenderán la serie de aventuras cómicas unas y desagradables otras que le han sucedido.
Palabra del Dia
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