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El padre Aldao, a más de una suma de dinero, empezó a recibir su sueldo de general de mano de Rosas, y el general Heredia, de Tucumán, que; con motivo de la muerte de Quiroga, escribía a un amigo suyo: «¡Ay, amigo! ¡No sabe lo que ha perdido la República con la muerte de Quiroga! ¡Qué porvenir, qué pensamiento tan grande de hombre!

Y hoy en la lucha santa que emprendimos Niños sobre la arena descendimos Para arrimar el hombro al patrio altar, Y al darnos nuestra madre abrazo estrecho Nos pone sollozando sobre el pecho Los colores de Salta y Tucuman.

Se había traído consigo Candido de Cadiz uncriado corno se encuentran muchos en los puertos de mar de España, que era un quarteron, hijo de un mestizo de Tucuman, y que habia sido monaguillo, sacristan, marinero, metedor, soldado y lacayo. Llamábase Cacambo, y queria mucho á su amo, porque su amo era muy bueno.

Después de haber terminado estos estudios, el alumno puede entrar a recibir la instrucción superior, la cual es suministrada por las cinco universidades de la república, que son: la de Córdoba, que es la más antigua; la de Buenos Aires, que es la más grande; la de La Plata, que es la más moderna; la de Santa Fe; y la de Tucumán.

La segunda está datada de San Luis, de letra manuscrita, y la traía impresa desde Buenos Aires para irla esparciendo por los lugares de su tránsito. La tercera precedió a la salida del ejército destinado a combatir al general La Madrid en Tucumán, y alude a la reciente muerte de Villafañe.

En Mendoza levantaban un ejército los unitarios, que se habían apoderado del Gobierno; Tucumán y Salta estaban al Norte, y al Oriente Córdoba, la Tablada y Paz; estaba, pues, cercado, y una batida general podía, al fin, empacar al Tigre de los Llanos.

Este negocio de abastecer los mercados de carne lo ha practicado dondequiera que sus armas se presentaron, en San Juan, Mendoza, Tucumán, cuidando siempre de monopolizarlo en su favor por algún bando o un simple anuncio. Da asco y vergüenza, sin duda, tener que descender a estos pormenores indignos de ser recordados. Pero, ¿qué hacer?

Es verdad que se apodera en Tucumán de ganados, cueros, suelas, e impone gruesas contribuciones en especies metálicas; pero aun no hay azotes a los ciudadanos, no hay ultrajes a las señoras; son los males de la conquista, pero aun sin sus horrores; el sistema pastoril no se desenvuelve sin freno y con toda la ingenuidad que muestra más tarde.

Aunque es verdad Garay se defendiera Y así con sus soldados lo ha tratado; Con todo, yo bien creo no pudiera, Que habia de quedar muerto ó ligado. A cencerros tapados sale fuera, Y con razon se juzga bien librado: A Santa-Fé endereza su camino; Valero á Tucuman en esto vino.

Los continuados repetidos avisos que recibia en el camino D. Cristóval Lopez, del agigantado cuerpo que tomaba la sedicion en las provincias de la Sierra, le hicieron apresurar las marchas cuanto pudo: y hallándose ya en las inmediaciones de Salta con la tropa de su mando, tuvo órden del Coronel D. Andres Mestre, Gobernador del Tucuman, para que con toda la aceleracion posible se acercase, en atencion á que 300 hombres de las milicias de aquel gobierno, destinados á servir en el Perú, habian perdido la obediencia á su comandante y oficiales, que maneatados los hacian retroceder en busca del regalo de sus casas.