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Actualizado: 5 de junio de 2025
Treinta y cinco dias despues de este acontecimiento, es decir, el 28 de Noviembre, el ejército de occidente, al mando de Toro, atacaba á las tropas de guarnicion en Coro, desalojándolas de un reducto y tomándoles un cañon; y dos dias despues ponia en fuga á las de Miyares, que le salió al paso en Sabaneta con 800 hombres entre infantes y caballos, haciéndole algunos prisioneros y ganando una pieza de campaña.
Por entonces era asistente de Sevilla D. Diego de Merlo, y como este buen señor era fervoroso devoto de las órdenes religiosas, se dispuso con todo el peso de su autoridad, á proteger á los inquisidores, tomándoles en mayor afecto y prestándose á ayudarlos cuanto pudiese en sus diligencias.
"Con la mayor urbanidad y atencion que se debe al trato humano, hago esta á Vds. como Gobernador electo para estas provincias, en nombre de S.M.D. José Gabriel Tupac-Amaru, Rey Inca de este vasto vireinato del Perú, y hablando con Vds. en calidad de embajador suyo, digo: Que el fin á que he venido á esta provincia, y escribo esta, es, para saber el parecer y dictámen de sus voluntades en asunto á vasallaje, del que tomándoles el consentimiento, quisiera que Vds. deliberáran el partido á que se inclinan, y me avisarán su dictámen: esto es, si se conforman á ser vasallos debajo de las banderas de dicho Monarca, cuya piedad y clemencia no propende á otra cosa que á la conservacion, pacífica tranquilidad y alivio de todos los paisanos, así naturales como españoles y mestizos criollos, y otros sugetos de cualquier calidad ó condicion, nacidos en nuestras tierras, sacándolos del gravámen y yugo pesado que hasta el dia nos ha tenido debajo de su peso tan oprimidos, mediantes el gobierno tirano de España, con sus pechos insoportables, que no parecia otra cosa que una servidumbre de total esclavitud, á semejanza del cautiverio de Babilonia, en donde el pueblo de Dios Israelita, gemia.
¡Que juegue Cristo, puñales! exclamó arrojando las dos cartas que le quedaban, á la cabeza del P. Irene; ¡puñales! ¡la puesta estaba segura cuando no el codillo, y lo perdemos por endose! ¡Puñales, que juegue Cristo! Y furioso, explicaba á todos los que estaban en la sala el caso dirigiéndose especialmente á los tres paseantes como tomándoles por jueces.
Palabra del Dia
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