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Actualizado: 5 de julio de 2025
Yo pensaba en la cantidad de agua que había precedido a la transformación. Pero ¡ah!, las mujeres aprenden esto muy pronto. Son el mismo demonio para asimilarse todo lo que es del reino de la toilette. En cambio, yo apostaría que no ha aprendido a leer... Son así; luego dicen que si las pervertimos. Pues volviendo a lo mismo, la metamorfosis es completa.
¿Y se llama «Risueño» el petizo? preguntó sonriendo Lorenzo. ¿Sabe por qué le pusieron?... porque cuando siente el freno, que se lo van a poner en la boca, sabe levantar el labio, que parece que se estuviera riendo. ¡Ahí viene Ricardo!... ¡Qué toilette tan larga! No, es que me quedé hablando con Melchor; buenos días, Baldomero. ¿Cómo pasó la noche, don Ricardo?
Pepita también estaba triste; pero le pesaba el silencio que reinaba en el comedor y hacía preguntas á su padre sobre la vida de Biarritz, queriendo que le describiera alguna toilette de las muchas que habría visto en aquella sociedad elegante. Sánchez Morueta se esforzaba por contestar á gusto de su hija. Era la única persona ante la cual se abatía su mal humor.
Ya en varias ocasiones anteriores había ocupado esta misma pieza, y la conocía bien, con su gran cama antigua, tallada, de cuatro pilares, sus anticuados tapices y colgaduras, cómodas y guardarropas de estilo rey Jacobo y su cielo raso de roble bruñido. Después de hacerme una ligera toilette, volví a reunirme en la biblioteca con mi elegante y delicada joven huéspeda.
Y observando que completaba también la toilette de luto de la duquesa una mantilla española, exclamó muy alborozada: ¡Mujer, hemos tenido la misma idea!... ¡Qué delicia!... Les grands esprits se rencontrent... Para representar a España, no se podía ir de otra manera... Lo que siento es no haber pensado en el abanico...
Después de hacerme una rápida toilette y cepillarme bien, porque estaba muy sucio y fatigado por el largo viaje, tomé un coche y me dirigí a la plaza Grosvenor, donde encontré a Mabel vestida delicadamente de negro, sentada leyendo en su confortable y bonita habitación particular, que su padre, dos años antes, la había hecho decorar y amueblar lujosamente y con todo gusto como su boudoir.
Con esmero redoblado y gusto exquisito escogió una toilette elegantísima, con ese estudio de los pequeños detalles que se observa en los grandes genios y acredita en ellos el conocimiento práctico del terreno que pisan.
Averiguado el caso, la honestísima señora descubrió que en lo sucesivo no debia penetrar al número 100, y que tal localidad no podia servir para dormir ni hacer la toilette. Desde Mayenza hasta Bingen el aspecto del Rin no es muy interesante. Las riberas son planas, donde quiera pobladas de grupos de álamos y otros árboles, y matorrales de gramíneas, en la proximidad de las aguas.
Encantadora estaba Currita aquella noche con sus rojos pelitos peinados a la griega y una extraña toilette un poco abigarrada, muy propia del caprichoso tiempo de carnestolendas.
¡No! me repuso, la noche me gusta más... vámonos, tiemblo de que el sol me sorprenda en la calle y arrastrándome con fuerza, bajamos la escalera y me obligó a conducirla al toilette. Adiós... le dije estrechándole la mano. Adiós me replicó apretándome la mía en que quedaron impresos sus dedos finos y nerviosos. Al dar vuelta, me encontré con don Benito que acababa de abandonar a su compañera.
Palabra del Dia
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