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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Dejo, pues, para cuando esté más despacio, suponiendo que llegue á estarlo alguna vez, describir la iglesia y claustro de San Juan de los Reyes....., sobre todo el claustro, que parece un jardín de piedra, medio destruído por una tempestad..... ¡Ah, franceses!..... ¿Cómo no morís de bochorno, al pensar que destrozasteis aquellos primores artísticos?

La sola suposición de que su mujer viniese a no amarle, a odiarle o a despreciarle..., agitaba los nervios del infeliz. Se sentía convulso, como si el cielo fuese a caérsele encima, y sólo se serenaba, sólo pasaba aquella tempestad de su alma, cuando acudían las lágrimas a sus ojos y desahogaba con ellas el sentimiento del corazón.

El comandante siguió hablando de la dulce Augusta y de sus hijos, mientras tronaba la tempestad invisible en el horizonte sereno del atardecer. Cada vez era más intenso el cañoneo. La batalla continuó Blumhardt . ¡Siempre la batalla!... Seguramente es la última y la ganaremos.

19 He aquí que la tempestad del SE

Melia comenzó por bendecir a la Providencia porque había protegido con tanta solicitud a toda aquella honrada sociedad, que el brick mecía sobre las aguas; porque, gracias a la incuria que de momento reinaba a bordo, si una tempestad se hubiese elevado durante la noche, todo se hubiera ido a rodar, El Gavilán, Kernok, la tripulación y los diez millones, ¡qué lástima!

La tempestad te acaricia Con sus alas tenebrosas, Y en tus entrañas hojosas Te da con grata delicia Ardientes besos de amor; Y con atléticos brazos Junto á tu tronco la aferras, Y entre tus ramas encierras Con titánicos abrazos Su estrepitoso clamor.

Yo las seguí maquinalmente.... «Parece que...» Estas palabras resonaban en mis oídos como los rumores de lejana tempestad. ¡Bien sabía yo hasta dónde era capaz de llegar la murmuración villaverdina!

No se movía una hoja, y en esos frondosos jardines que tenía ante mis ojos, las viñas espaciadas sobre las laderas bajo espléndido sol que azucara los vinos, los pequeños naranjos, los mandarineros en interminables filas microscópicas, todo conservaba el mismo aspecto mohíno, aquella inmovilidad de hojas en espera de la tempestad.

No recibiendo respuesta, la creyó dormida; entonces, tuvo la idea de bajar al piso bajo, para ver mejor a través de las grandes ventanas de la baranda, el espectáculo de la tempestad sobre el Océano.

12 El les respondió: Tomadme, y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo que por ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. 14 Y clamaron al SE

Palabra del Dia

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